Ha vuelto a ocurrir. ¿Recordáis la mujer de Florida que vivió con una cucaracha en su oído durante 9 días hasta que consiguieron sacársela de allí? Bueno, parece que les gusta mucho el calorcito que emana de nuestros cuerpos y un familiar lejano ha decidido conquistar un nuevo oído. Según el hombre, que estaba sufriendo una plaga en casa, una cucaracha llegó a entrar en su oído, dejar sus huevos dentro y morir tras ello (¡y asegura que fue capaz de escucharlo todo! Cómo movía sus patitas cuando un médico echó lidocaína en su oído. Está bien, no más detalles). El caso es que nos preguntamos, ¿qué tiene esta parte del cuerpo que hace que estos insectos quieran entrar ahí?
[image id=»96734″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Según apuntan en el digital “The Verge”, las cucarachas suelen moverse de forma más habitual durante la noche, momento en el que nosotros dormimos, por lo que nos convertimos en presas fáciles. Además, les encantan los escondrijos pequeños, calentitos y húmedos. Así que, para ellas, nuestros oídos son como un hotel de 5 estrellas, un lugar donde se sienten seguras y pueden comer y descansar. Según el entomologista de la Universidad de Carolina del Norte, Coby Schal, “el olor que sale de nuestras orejas es atractivo para ellas”. Se deleitan de ciertos tipos de químicos que se conocen como ácidos grasos volátiles (que también aparecen durante la fermentación del pan o la cerveza).
El problema es que el tipo de cucaracha alemana que puede acabar dentro de tu oído puede llegar a vivir una semana sin comer ni beber. Ella está dentro, atrapada o incluso cada vez más dentro del canal auditivo por culpa de un constante “mete-saca” del dedo que la oprime hacia dentro. Quizá puede que un mal movimiento acabe arrancándole la cabeza, lo que puede ser peor, ya que las bacterias pueden expandirse por todo el oído (y no queremos eso, ¿verdad?). Así que en lugar de usar bastoncillos o intentar matarla por tu cuenta, vete a un médico antes de que eso pueda ocurrir, ya que la infección puede llegar a ser extremadamente grave.
Un estudio publicado en 1993 apuntó a los objetos o animales que se habían llegado a extraer de los oídos de pacientes. ¿Quién se llevó el premio? Las cucarachas (con 43 casos de 98), seguidos de pan, algodón, un ajo, un trozo de jeringuillao incluso semillas de palomitas.
Alberto Pascual García
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