No parece que se trate de un proyecto de un grupo de locos científicos, al menos es lo que parece tras ver lo que hay detrás de este “Frankestein” alado que mezcla biología, ingeniería básica, artes y manualidades, así como un poco de taller de taxidermia.

Se trata de un trabajo de la profesora de Ecología Gail Patricelli, del departamento de Evolución y Ecología de la Universidad de California, quien ha creado estos pájaros sobre ruedas para descubrir más a fondo los rituales de apareamiento y de supervivencia de los urogallos de las artemisas (también conocidos como gallos de salvia): “El principal objetivo es entender cómo funciona su proceso de selección sexual, los rasgos que más les favorecen, incluso las habilidades sociales entre ellos. Podemos usar el robot para formar parte de ‘conversaciones’ entre machos y hembras durante el proceso de cortejo. Queremos ver si ellos, que son más receptivos al robot, tienen el mismo éxito con hembras reales”, apunta Patricelli.

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Otro de los objetivos de este pájaro-robot es utilizarlo para provocar comportamientos de cortejo de manera consistente, de forma que se estudie cómo las diferencias en la calidad, por ejemplo, de la dieta y los niveles de perturbación humana afectan a los comportamientos reproductivos. Estos “pájaros androides” forman parte de un largo proyecto de investigación que comenzó en 2003, aunque Patricelli llevaba ya desde los años 90 construyendo este tipo de robots. El trabajo que hay detrás de cada uno de estos animales robotizados es muy duro y puede llevarle semanas: “Se trata de una herramienta muy especializada”.

Patricelli sabe que se trata de un trabajo que puede ayudar a más investigadores, por lo que cuando publiquen los resultados esperan hacer públicos también los planos de construcción de estos robots para que más investigadores puedan hacer uso de ellos.

Fuente: DigitalTrends

Alberto Pascual García