Los investigadores han observado recientemente que algunos eucaliptos expelen agua para aprovechar el efecto refrigerante de su evaporación: el líquido cambia de fase gracias a la energía calorífica que extrae de la planta, lo que le aporta frescor.
Se trata del mismo mecanismo que emplean los seres humanos para rebajar su temperatura corporal, solo que las plantas lo reservan para las olas de calor. El proceso podría cobrar importancia con el aumento de los episodios de calor extremo que se esperan de aquí a final de siglo, entre estas y otras especies de árbol.