¿Qué son los rayos dormidos? ¿Cuál es el lugar con más tormentas a lo largo del año?
Texto de @MarGomez. Doctora en Físicas. Responsable del área de meteorología de @eltiempoes
Las tormentas es uno de los fenómenos meteorológicos más impresionantes que existen y de los cuales podemos disfrutar especialmente en los meses de verano. En su formación entran en juego muchos factores, uno de los principales es el calor, ingrediente necesario para el desarrollo de las nubes típicas de tormenta: los cumulonimbos.
Cuando estas se desarrollan, multitud de procesos tienen lugar en su interior, desde la formación de corrientes ascendentes y descendentes que dan lugar al granizo como a energéticas descargas eléctricas que producen rayos y tormentas eléctricas. Desde siempre han llamado la atención de eruditos y estudiosos, e incluso hoy siguen surgiendo algunas preguntas alrededor de ellas. Por ello, nos hemos propuesto contestar algunas de ellas.
En promedio se forman unas 44.000 tormentas al día en la Tierra y unas 17 millones al año. Sin embargo, hay un lugar en el mundo en el cual la actividad tormentosa es prácticamente incesante. Se encuentra en Venezuela, en el Lago del Maracaibo y es conocido como el Relámpago del Catatumbo.
En esta zona se producen más de 260 días de tormenta al año que generan más de 1.7 millones de rayos al año y es que en una sola noche pueden darse tormentas de hasta diez horas de duración.
[image id=»98020″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Los rayos tienen una temperatura de más de 20.000ºC, unas cinco veces más que la de la superficie solar que se encuentra a más de 5.500 grados. Claro que solo es en su superficie; en las capas más profundas del Sol su temperatura puede alcanzar los 15 millones de grados Celsius.
Estas altas temperaturas producen una onda de choque en el aire que genera una pequeña “explosión” conocida como trueno. Como la velocidad de la luz es mayor que la del sonido siempre veremos el rayo primero y después escucharemos el trueno. Esto nos permitirá determinar la distancia a la que se encuentra una tormenta.
Los rayos cuentan con una potencia estimada de 30 millones de voltios y con temperaturas elevadísimas. Con esta energía sería posible hacer 4.000 tostadas o abastecer a todo un pueblo de electricidad.
Existe la posibilidad de coger un rayo con tus propias manos, aunque no literalmente, pero sí un rayo fosilizado. Son las figuras conocidas como fulguritas, que se forman cuando un rayo cae sobre una superficie arenosa y arcillosa.
Cuando cae un rayo, toda su energía se concentra en un único punto y hace que la sílice de la arena se funda y los granos se fusionen creando increíbles formas. Las fulguritas son abundantes en los desiertos y otras zonas con dunas. El lugar donde es más frecuente encontrarlas es en el desierto del Sáhara, aunque también se pueden encontrar en playas y otros desiertos de todo el mundo.
En ocasiones, hay tormentas con aparato eléctrico que inciden sobre una masa forestal produciendo lo que se conoce como rayos latentes o “dormidos”, un verdadero peligro en los incendios forestales y muy difíciles de detectar.
Estos rayos inciden sobre árboles, pero no los queman ni producen llama en ese mismo momento, sino que pueden pasar horas o días hasta que producen la quema de la madera del árbol. Esto se produce por la falta de oxígeno en el interior del tronco, que ralentiza la combustión a pesar de la elevada temperatura del rayo.
¿Alguna vez te has preguntado por qué no te cae un rayo cuando viajas en avión? La respuesta es que, sí caen, pero no los sentimos gracias a un fenómeno conocido como la Jaula de Faraday. Se basa en el principio de que cuando un recinto cerrado está cubierto de metal, el interior del recinto no recibe influencias de campos eléctricos externos ya que su campo eléctrico es nulo, o lo que es lo mismo, si un recinto cubierto de metal recibe electricidad, el interior no la recibe, sino que se distribuye por el exterior.
De este modo, un rayo no puede provocar un accidente aéreo por sí solo, porque su carga eléctrica se distribuirá por la superficie del avión. Sin embargo, sí puede provocar daños en el radar meteorológico del avión, situado en el morro. Esto es debido a que la carga se desplaza desde el morro hasta la cola donde “desaparece”.
La probabilidad de que recibamos el impacto de un rayo es muy baja, aunque más alta que nos toque la lotería. Es cierto que muy pocas personas fallecen a consecuencia de la caída de un rayo, pero las secuelas que puede provocar si recibimos su impacto son muy graves. Algunas de ellas son especialmente curiosas, como las ramificaciones conocidas como «Figuras de Lichtenberg» y que crean curiosos tatuajes naturales en la piel debido a la ruptura de los vasos capilares bajo la piel al sufrir las altas temperaturas del rayo.
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