Los modelos matemáticos muestran que las zonas cálidas y frías del Pacífico existieron incluso cuando los continentes estaban en lugares diferentes
El fenómeno de El Niño, una enorme masa de agua cálida en el Océano Pacífico tropical que puede cambiar los patrones de precipitaciones en todo el mundo, no es sólo un fenómeno moderno.
Un nuevo estudio de modelización realizado por un par de investigadores de la Universidad de Duke y sus colegas muestra que la oscilación entre El Niño y su contrapartida fría, La Niña, estuvo presente al menos 250 millones de años en el pasado, y a menudo fue de mayor magnitud que las oscilaciones que vemos hoy en día.
Estas oscilaciones de temperatura eran más intensas en el pasado, y la oscilación se producía incluso cuando los continentes estaban en lugares distintos a los actuales, según el estudio, que aparece la semana del 21 de octubre en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
«En cada experimento observamos una Oscilación Meridional de El Niño activa, y casi todas son más fuertes que las actuales, algunas mucho más fuertes, otras ligeramente más fuertes», afirma Shineng Hu, profesor adjunto de dinámica climática en la Escuela de Medio Ambiente Nicholas de la Universidad de Duke.
Los climatólogos estudian El Niño, una mancha gigante de agua inusualmente cálida a ambos lados del ecuador en el Pacífico oriental, porque puede alterar la corriente en chorro, secando el noroeste de EE.UU. y empapando el suroeste con lluvias inusuales. Su contrapartida, la mancha fría La Niña, puede empujar la corriente en chorro hacia el norte, secando el suroeste de EE.UU., al tiempo que provoca sequía en África oriental y hace más intensa la estación de los monzones del sur de Asia.
Los investigadores utilizaron la misma herramienta de modelización climática empleada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para intentar proyectar el cambio climático en el futuro, con la salvedad de que la ejecutaron al revés para ver el pasado profundo.
La simulación es tan intensa desde el punto de vista computacional que los investigadores no pudieron modelizar cada año de forma continua desde hace 250 millones de años. En su lugar, hicieron «cortes» de 10 millones de años, 26 de ellos.
«Los experimentos del modelo se vieron influidos por distintas condiciones de contorno, como la distribución tierra-mar (con los continentes en distintos lugares), la radiación solar y el CO2», explica Hu. Cada simulación se ejecutó durante miles de años modelo para obtener resultados sólidos y tardó meses en completarse.
«En algunos momentos del pasado, la radiación solar que llegaba a la Tierra era un 2% inferior a la actual, pero el CO2, que calienta el planeta, era mucho más abundante, lo que hacía que la atmósfera y los océanos fueran mucho más cálidos que en la actualidad», explicó Hu.» En el periodo Mezozoico, hace 250 millones de años, Sudamérica era la parte central del supercontinente Pangea, y la oscilación se produjo en el Océano Panthalásico, a su oeste.
El estudio muestra que las dos variables más importantes en la magnitud de la oscilación históricamente parecen ser la estructura térmica del océano y el «ruido atmosférico» de los vientos superficiales oceánicos.
Los estudios anteriores se han centrado sobre todo en las temperaturas oceánicas, pero han prestado menos atención a los vientos superficiales que parecen tan importantes en este estudio, dijo Hu. «Así que parte del objetivo de nuestro estudio es que, además de la estructura térmica del océano, tenemos que prestar atención también al ruido atmosférico y entender cómo van a cambiar esos vientos».
Hu compara la oscilación con un péndulo. «El ruido atmosférico -los vientos- puede actuar como una patada aleatoria a este péndulo», dijo Hu. «Encontramos que ambos factores son importantes cuando queremos entender por qué El Niño fue mucho más fuerte que lo que tenemos ahora».
«Si queremos tener una proyección futura más fiable, primero tenemos que entender los climas pasados», dijo Hu.
REFERENCIA
Imagen: Un nuevo estudio de modelización muestra que el fenómeno de El Niño, una enorme mancha de agua oceánica cálida en el Océano Pacífico tropical que puede cambiar los patrones de precipitaciones en todo el mundo, estuvo presente al menos 250 millones de años en el pasado, y a menudo era de mayor magnitud que las oscilaciones que vemos hoy en día. Crédito: NOAA
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