Durante mi visita al CosmoCaixa de Barcelona me acompañaba su directora, Anna Sanahuja. Dentro de una de las salas, Anna se dirigió a mí: “Parece que va a llover”, me dijo. No le presté mucha atención y seguimos andando. Este centro tiene la ventaja de que está diseñado para que, pese a que ocupa cinco plantas, a todas ellas llegue perfectamente la claridad exterior. Incluso desde dentro de este gran edificio se puede ver el cielo. Así que, cuando Sanahuja me alertó sobre la lluvia, no hice más que mirar arriba y confirmar que el cielo barcelonés mantenía un esplendoroso azul, sin ni siquiera sospecha de nubes.
Sin embargo, puedo jurarlo, llovió. Y es que en este museo llueve. Y no solo eso: dentro de CosmoCaixa también sale el arcoíris. Una de las principales atracciones del centro, al menos la que a mí más me impacta, es el Bosque Inundado. Literalmente, es la reproducción, dentro de una de las cuidadísimas salas interiores, de un pequeño rellano del Amazonas. Esa parte de la ribera que periódicamente se inunda con las crecidas.
El Bosque Inundado aúna un pequeño zoo con su acuario y reúne a decenas de especies autóctonas amazónicas, como capibaras, peces y serpientes, e incluye insectos y otros invertebrados. Además, cuenta con sus propio hormiguero, en el que el visitante puede comprobar la férrea estructura social de este animal. De vez en cuando se pone a llover y, como he dicho, cuando llueve sale el arcoíris.
Y por si fuera poco ofrecer esta auténtica pieza viva, el centro cuenta con numerosas y amplias zonas expositivas, entre las que destaca la enorme Sala de la Materia. Este espacio se divide en cuatros partes: en la dedicada a la Materia Inerte encontramos numerosos módulos interactivos donde experimentar. Por su parte, en la de Materia Viva se observa, por ejemplo, la ventaja evolutiva que representa el camuflaje, mientras que en Materia Inteligente podemos comparar la inteligencia de una piedra con la de una mente humana (ojo, que hay que recapacitar más de lo que parece). Finalmente, aprendemos sobre la evolución humana en Materia Civilizada.
CosmoCaixa cuenta con 30.000 metros cuadrados de espacio construido; y, en palabras de Anna Sanahuja, “es grande, pero abarcable”. Yo no puedo estar más de acuerdo.
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