Poder saber cuándo se va a producir un terremoto o una tormenta devastadora, es una de las grandes preocupaciones del ser humano. Por ese motivo, proliferan las investigaciones en torno a algunas especies animales, de las cuales tradicionalmente se ha dicho que son capaces de detectar las señales más sutiles que anuncian que se va a producir alguna catástrofe. Estas son algunas de esas criaturas con poderes especiales.
Perros que huelen el cáncer
El primer indicio de que esto podría suceder surgió en 1989, pero fue en 2011 cuando la revista British Medical Journal, publicó los resultados de un estudio realizado en Gran Bretaña. En él se utilizó a un perro labrador para tratar de detectar, a través del olfato, indicios de cáncer en muestras de aliento y heces de 250 pacientes ( de los cuales solo 90 padecían la enfermedad).
El experimento fue un completo éxito, ya que el animal tuvo un 93% de aciertos. Se han realizado otras pruebas también positivas, que han abierto un interesante campo de investigación.
Los osos grizzly son meteorólogos
Antiguamente, los tramperos de las Montañas Rocosas aseguraban que estos osos sabían cuándo iba a nevar, ya que se retiraban con anterioridad a sus cuevas. Actualmente, los guardias forestales de los parques de Estados Unidos, mantienen esa creencia. Pero aún no existe ningún estudio científico que la confirme.
Los gatos que anuncian los terremotos
En 2011, Hiroyuki Yamaguchi, un investigador japonés, publico un artículo en el que revelaba como los gatos mostraban un comportamiento anómalo en los dos días anteriores a un terremoto que sacudió Tokio. El científico detalló que los felinos estaban más estresados y nerviosos, y que algunos incluso desaparecieron. Yamaguchi apunta la posibilidad de que los gatos sean capaces de detectar cambios en la presión atmosférica, o vibraciones del suelo imperceptibles para el ser humano.
El estudio de Yamaguchi también llamaba la atención sobre las vacas. El investigador nipón aseguró que durante los seis días anteriores al seísmo, los rumiantes produjeron menos leche de la habitual. Y no recuperaron el ritmo hasta cuatro días después del terremoto.
A los tiburones les gustan las tormentas