Para cualquier ser vivo, ser atropellado por un coche es una experiencia sinónimo de muerte. En cambio para un pequeño escarabajo del continente americano, el escarabajo diabólico acorazado (Phloeodes diabolicus) que un coche le pase por encima, es una anécdota. ¿Cómo es posible?
Según un estudio publicado en Nature, se debe a la rigidez de su exoesqueleto y a su disposición y capacidad para reacomodar ciertas partes de este.
El estudio, liderado por Pablo Zavattieri de la Universidad de Purdue, descubrió que la extraordinaria resistencia de este insecto reside en haber fusionado y densificado sus élitros (las capas exteriores del exoesqueleto que, por ejemplo en las mariquitas, protegen sus alas).
Los élitros del escarabajo diabólico acorazado se unen en una línea, llamada sutura, que recorre la longitud del abdomen, gracias a ello la fuerza aplicada se distribuye de manera más uniforme por todo el cuerpo.
“La sutura actúa como un rompecabezas – explica Zavattieri en un comunicado –. Conecta varias hojas exoesqueléticas, las piezas de rompecabezas, en el abdomen, debajo de los élitros”.
Y esta estrategia produce varios resultados que, juntos, dan mayor resistencia a la estructura y pueden llevar a idear nuevas configuraciones para artefactos, como turbinas, grúas, etc., que están constantemente bajo presión.
Es capaz de resistir una fuerza de 150 newtons: una carga de al menos 39.000 veces su peso corporal
Para comprobar cuánto eran capaces de resistir las placas gracias a este diseño, se utilizaron placas compresivas de acero y el resultado fue que el escarabajo diabólico acorazado, es capaz de resistir una fuerza de 150 newtons: una carga de al menos 39.000 veces su peso corporal. Si tenemos en cuenta que un coche que pase por encima le aplicaría “apenas” una carga de 100 newtons y que la mayoría de los escarabajos no resisten ni la mitad… Este diabólico insector tiene mucho que enseñarnos.
Según los investigadores, cuando se encuentra bajo una carga de compresión tan grande, la sutura en forma de rompecabezas del diabólico escarabajo acorazado ofrece dos líneas de defensa. Primero, las hojas de interconexión se bloquean para evitar que se salgan de la sutura como si fueran piezas de un rompecabezas. En segundo lugar, la sutura y las hojas se laminan, lo que conduce a una deformación que reduce la posibilidad de una fractura completa. Cada estrategia disipa energía de modo que no llegue a la zona del “cuello”, donde su armadura es más débil.
“Nuestro estudio – concluye Zavatttieri – demuestra que podemos pasar del uso de materiales fuertes y frágiles a otros que pueden ser fuertes y duros al disipar la energía cuando se rompen. Eso es lo que la naturaleza ha permitido que haga el escarabajo diabólico acorazado”.
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