Un estudio comparativo que analizó la personalidad de los delfines descubrió que comparten ciertos rasgos con los humanos, especialmente la curiosidad y la sociabilidad
En la novela de ciencia ficción humorística Hasta luego, y gracias por el pescado, de Douglas Adams, los delfines, que conocen la inminente destrucción de la Tierra, hacen lo que pueden para advertir a la humanidad del peligro.
Sin embargo, en la novela los humanos confunden los intentos de comunicarse de los delfines con juegos. La última pirueta de los delfines antes de abandonar el planeta era en realidad una despedida: «hasta luego, y gracias por el pescado».
Sabemos que los delfines son animales inteligentes. En las últimas cinco décadas se han descubierto grandes cosas sobre su cognición, y sus estrechas relaciones sociales y culturales, mostrando que tenemos mucho en común con ellos.
Un estudio reciente con delfines «nariz de botella», liderado por Blake Morton, profesor de psicología de la Universidad de Hull, estudió a 134 delfines en cautiverio, 56 machos y 78 hembras de ocho países. Descubrió que comparten rasgos similares a los de los humanos, como la curiosidad y la sociabilidad, aunque el entorno en que se desarrollan sea muy diferente.
El equipo de investigadores proporcionó a los cuidadores de los delfines un cuestionario de personalidad con 49 pasos, adaptado del cuestionario para primates, según consenso entre expertos en el comportamiento de los delfines.
Morton explica que eligieron a los delfines porque «si los factores como la inteligencia y el gregarismo contribuyen a la personalidad, entonces los delfines deberían tener rasgos de personalidad similares a los de los primates». Se trata de animales inteligentes que viven en grupos sociales, igual que los primates, aunque son muy diferentes en muchos otros aspectos.
La investigación, que empezó en 2012, ha permitido comprender cómo ciertos rasgos de la personalidad como la curiosidad y la sociabilidad se desarrollan a pesar de que los delfines evolucionaron en un entorno completamente diferente al de los primates (el mar) y de que su último ancestro común vivió hace unos 95 millones de años.
El cerebro de los delfines es el de mayor tamaño del reino animal en relación a su cuerpo, lo que indica que hay materia gris «sobrante» para encargarse de algo más aparte de las funciones básicas.
Estos mamíferos son capaces de guiarse por ecolocalización, distinguir objetos, percibir qué están ecolocalizando otros individuos de su grupo, y de encontrar alimento gracias a esta capacidad.
En 2013, una investigación de la Universidad de St. Andrews descubrió que los delfines mulares reconocen el sonido distintivo de otros individuos, algo parecido al nombre de los humanos, y que han llamado silbido firma, o firma acústica.
Se ha investigado también la memoria social de los delfines. Un estudio analizó el reconocimiento de silbidos firma en delfines en cautiverio a los que se traslada entre instalaciones, y mostró que los delfines pueden recordar el silbido firma de un compañero de manada al que no han visto en 20 años.
Los delfines emiten no solo su silbido firma, sino un gran número de vocalizaciones para comunicarse entre ellos. Muchos científicos creen que estas vocalizaciones, compuestas por chasquidos y silbidos, constituyen un lenguaje propio, aunque no hay un consenso al respecto.
Otra investigación, llevada a cabo en 2016, reveló que las madres les “cantan” su nombre, o silbido firma a sus crías, incluso cuando aun están en su útero, a fin de que éstas lo reconozcan ya al nacer.
Además de los chasquidos y los silbidos, los delfines usan gorjeos, golpeteos de la cola en el agua, y movimientos de su cuerpo, como saltos y giros, para comunicarse con su grupo. Douglas Adams no andaba tan desencaminado.
Los delfines viven en comunidades, algunas de tan solo dos miembros, y otras formadas por centenares de ejemplares, particularmente en zonas en donde abunda la comida.
Estas comunidades, llamadas escuelas de delfines, son matriarcales. Se estructuran alrededor de hembras en el mismo ciclo reproductivo, y todo gira alrededor de sus necesidades. En este entorno jerárquico, los delfines socializan, establecen relaciones y alianzas, juegan, transmiten conocimientos a los más jóvenes, y cooperan para cazar.
Se han observado delfines mulares en la bahía de Florida usando una estrategia de caza cooperativa que consiste en crear círculos de lodo para confundir a los peces, que saltan fuera de la barrera fangosa para caer directamente en las bocas de los delfines que esperan al otro lado.
Otra estrategia habitual entre estos animales es generar burbujas de aire en el agua, o golpear el agua con su cola con el fin de atontar a los peces y apresarlos fácilmente.
Una de las tácticas de caza en grupo estudiadas consiste en acorralar a los peces hasta llevarlos hasta la arena y vararlos para capturarlos con facilidad.
En aguas antárticas, las orcas, parientes de los delfines, usan movimientos sincronizados para crear olas y sacudir islotes de hielo para hacer caer al agua a las focas cangrejeras que se resguardan en ellos de sus ataques.
El sistema de caza cooperativa más curioso, sin embargo, se da en Laguna, Brasil, en donde los delfines ayudan a los pescadores de la zona desde hace 200 años, dirigiendo los cardúmenes hacia la orilla. Los pescadores esperan una señal específica de los delfines para lanzar sus redes. Los delfines se aprovechan del aturdimiento y confusión de los peces que escapan para cazarlos con facilidad.
Los delfines también son muy solventes cazando en solitario. En ocasiones arrancan esponjas del lecho marino y se las ponen en el hocico para no hacerse daño mientras escudriñan la arena del fondo marino en busca de peces. Otras veces, usan conchas como trampa para atrapar peces. En cierto modo, están usando herramientas de un modo rudimentario.
Incluso en cautividad, las orcas usan los peces que constituyen su alimento como cebo para atraer aves y apresarlas.
Otro rasgo social de los delfines es el juego. Lo practican tanto entre ellos como usando elementos como algas, peces globo (que parecen tener un efecto psicodélico en ellos) a modo de pelota, e incluso con sus presas. Se han observado orcas usando focas como si fueran juguetes, lanzándolas al aire o pasándoselas de unas a otras.
A pesar de los millones de años que separan a los delfines de humanos y primates, los humanos asociamos ciertos rasgos y comportamientos compartidos que nos permiten identificarnos con estos mamíferos acuáticos. El estudio de su comportamiento nos puede ayudar a entender mejor nuestros orígenes comunes y nuestras diferencias evolutivas.
REFERENCIAS
Personality Structure in Bottlenose Dolphins (Tursiops truncatus)
Decades-long social memory in bottlenose dolphins
Dolphins respond to individual names
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"139 delfines en cautiverio, 56 machos y 78 hembras": las cuentas no cuadran.
Tienes razón. Hay una errata en el total. Son 134 delfines. Gracias por la corrección.