NATURALEZA

Este pterosaurio es el animal volador más grande de la historia

El Quetzalcoatlus northropi era el mayor animal volador de la historia, volaba y cazaba como una garza gigante, precipitándose desde el aire para cazar presas en el agua

Todo el mundo conoce a los peterosaurios, los dinosaurios voladores que tanto aparecen en las películas del género, pero sabemos relativamente poco de estos fascinantes animales. Ahora se han publicado una serie de artículos en forma de memoria en el Journal of Vertebrate Paleontology que nos informan un poco más sobre el más grande de todos ellos.

El Quetzalcoatlus northropi era un pterosaurio que vivía en los humedales de lo que hoy es Texas, Estados Unidos, hace más de 67 millones de años. Con sus alas de 11 metros de longitud tenía la envergadura de una avioneta, y para volar necesitaba saltar hasta 2,5 metros en el aire, y a continuación a realizar potentes aleteos para elevarse en el cielo.

El nombre del género de estos pterosaurios proviene de la deidad azteca Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Los científicos también han descrito por primera vez a un pariente más pequeño, el Quetzalcoatlus lawsoni, que habría tenido una envergadura más corta, de unos 4,5 metros, la longitud de un coche. Estos pterosaurios se alimentaban de peces y pequeñas presas acuáticas.

El profesor Brian Padian, coeditor de una serie de artículos publicados recientemente sobre estos animales, afirma: «Estos antiguos reptiles voladores son legendarios, aunque la mayor parte de la concepción pública del animal es artística, no científica».

La serpiente alada

El pterosaurio más grande de la historia, Quetzalcoatlus northropi, fue bautizado en 1975 tras el descubrimiento de cientos de huesos en el Parque Nacional de Big Bend. La especie se describió a partir de los grandes huesos del ala izquierda, pero también se encontraron muchos huesos más pequeños en otras zonas del parque en diferentes capas de roca.

Cuando se descubrieron estos fósiles, no se sabía con certeza si los huesos más pequeños eran simplemente ejemplares jóvenes, o si eran de una especie relacionada diferente. Al final, los científicos decidieron que probablemente se trataba de una nueva especie de Quetzalcoatlus, pero no realizaron más análisis para encontrar una especie exacta.

Décadas después, los científicos han analizado por fin estos huesos más pequeños y han descubierto que presentan una serie de diferencias con respecto al Q. northropi, de mayor tamaño. Entre ellas, cambios en la estructura de su cráneo y su columna vertebral, lo que sugiere que otras dos especies de pterosaurio convivían con el gigante.

La mayoría de los hallazgos corresponden a Quetzalcoatlus lawsoni, llamado así en honor a Douglas Lawson, quien descubrió los restos por primera vez. De la misma época, los investigadores también encontraron algunos huesos de una tercera especie de pterosaurio llamada Wellnhopterus brevirostris, que tenía una envergadura de tres metros.

Garzas gigantes

Al clasificar los diferentes huesos por especies e investigar sus características únicas, los investigadores también pudieron averiguar cómo se habrían comportado las diferentes especies de Quetzalcoatlus.

En primer lugar, los investigadores analizaron el pico en forma de palillo y descubrieron que probablemente era demasiado delicado para comer carne o hurgar en los cadáveres. En su lugar, sugieren que los animales probablemente actuaron como una gran garza, pescando peces, invertebrados, pequeños anfibios y reptiles del agua y engulléndolos enteros.

A diferencia de algunos estudios anteriores que sugerían que el Quetzalcoatlus sería incapaz de volar, los investigadores descubrieron que la especie habría sido muy capaz mediante el uso de un salto. Los científicos argumentan que el tamaño de sus alas le habría impedido utilizar un arranque en carrera, ya que se habrían estrellado contra el suelo.

Una vez en el aire, Quetzalcoatlus se habría elevado como los cóndores y buitres modernos, y se sugiere que su gran cabeza podría haberle ayudado a completar los giros. A la hora de aterrizar habría actuado como un avión, frenando hasta que está a punto de caer del cielo antes de tocar tierra.

REFERENCIA

Morphology and taxonomy of Quetzalcoatlus Lawson 1975 (Pterodactyloidea: Azhdarchoidea)

Amina Jover

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