NATURALEZA

Los animales consumen más alcohol del que se pensaba

El consumo de alcohol entre los animales no humanos puede no ser tan raro como se pensaba, según un estudio ecológico

Abundan las anécdotas de animales salvajes que se comportan como «borrachos» tras comer frutas fermentadas, pero a pesar de ello se ha supuesto que el consumo no humano de etanol es raro y accidental. Los ecologistas cuestionan esta suposición en una revisión publicada el 30 de octubre en la revista Trends in Ecology & Evolution de Cell Press. Argumentan que, dado que el etanol está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, es probable que la mayoría de los animales que se alimentan de frutas y néctar lo consuman de forma habitual.

«Nos estamos alejando de esa visión antropocéntrica de que el etanol es algo que solo consumen los humanos», afirma la ecóloga conductual y autora principal Kimberley Hockings (@KJHockings), de la Universidad de Exeter. «Es mucho más abundante en el mundo natural de lo que pensábamos, y la mayoría de los animales que comen frutas azucaradas van a estar expuestos a algún nivel de etanol».

El etanol empezó a ser abundante hace unos 100 millones de años, cuando las plantas con flores empezaron a producir néctar azucarado y frutos que las levaduras podían fermentar. Ahora, está presente de forma natural en casi todos los ecosistemas, aunque las concentraciones son más elevadas y la producción se produce durante todo el año en los entornos tropicales húmedos y de latitudes más bajas, en comparación con las regiones templadas. La mayoría de las veces, las frutas fermentadas de forma natural sólo alcanzan entre el 1% y el 2% de alcohol por volumen (ABV), pero se han encontrado concentraciones de hasta el 10,2% de ABV en frutos de palmera demasiado maduros en Panamá.

Los animales ya albergaban genes capaces de degradar el etanol antes de que las levaduras empezaran a producirlo, pero hay pruebas de que la evolución afinó esta capacidad en mamíferos y aves que consumen fruta y néctar. En concreto, los primates y las musarañas se han adaptado para metabolizar eficazmente el etanol.

«Desde un punto de vista ecológico, no es ventajoso estar ebrio mientras trepas por los árboles o rodeado de depredadores por la noche: es una receta para que no se transmitan tus genes», afirma el ecólogo molecular y autor principal Matthew Carrigan, del College of Central Florida. «Es lo contrario de los humanos que quieren intoxicarse pero en realidad no quieren las calorías: desde la perspectiva no humana, los animales quieren las calorías pero no la embriaguez».

No está claro si los animales consumen etanol intencionadamente porque sí, y se necesitan más investigaciones para comprender su impacto en la fisiología y la evolución animal. Sin embargo, los investigadores afirman que el consumo de etanol podría reportar varios beneficios a los animales salvajes. En primer lugar, es una fuente de calorías, y los compuestos olorosos producidos durante la fermentación podrían guiar a los animales hacia las fuentes de alimento, aunque los investigadores afirman que es poco probable que los animales puedan detectar el etanol por sí mismos. El etanol también podría tener beneficios medicinales: las moscas de la fruta ponen intencionadamente sus huevos en sustancias que contienen etanol, que protege sus huevos de los parásitos, y las larvas de la mosca de la fruta aumentan su ingesta de etanol cuando son parasitadas por avispas.

«En el aspecto cognitivo, se han propuesto ideas de que el etanol puede activar el sistema de endorfinas y dopamina, lo que conduce a sensaciones de relajación que podrían tener beneficios en términos de socialidad», dice la ecóloga conductual y primera autora Anna Bowland, de la Universidad de Exeter. «Para comprobarlo, realmente necesitaríamos saber si el etanol produce una respuesta fisiológica en la naturaleza».

Hay muchas preguntas sin respuesta sobre la importancia del consumo de etanol para los animales salvajes. En su investigación futura, el equipo planea investigar la implicación conductual y social del consumo de etanol en primates y examinar más a fondo las enzimas implicadas en el metabolismo del alcohol.

REFERENCIA

Baltasar Pérez

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