La lechuga dorada está diseñada genéticamente para tener mayores niveles del antioxidante betacaroteno, de ahí su color amarillo
La mayoría de nosotros no comemos tanta fruta y verdura como sabemos que deberíamos, pero ese objetivo podría ser ahora un poco más alcanzable. Científicos españoles han creado una nueva «lechuga dorada» con 30 veces más nutrientes que las verduras normales.
La lechuga no es la verdura más excitante, pero a menudo se la encuentra rellenando sándwiches, wraps, guisos y otras comidas como forma de aportar nutrientes extra (y reducir los costes de los restaurantes). Pero quizá haya una forma de obtener más beneficios para la salud con menos lechuga.
Un equipo del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) ha modificado genéticamente la humilde lechuga para aumentar sus nutrientes. En concreto, han aumentado los niveles de un antioxidante llamado betacaroteno, que el organismo utiliza para producir vitamina A. Ésta es importante para la salud visual, la función inmunitaria y el crecimiento celular, y se cree que protege contra el Alzheimer, las enfermedades cardiacas y algunos tipos de cáncer.
El betacaroteno suele encontrarse en grandes cantidades en verduras como las zanahorias, la calabaza y el boniato. Como se puede adivinar, la característica común de estas verduras es el color naranja, y la nueva lechuga no es una excepción. Las cantidades más elevadas de betacaroteno tiñen las hojas de un llamativo color amarillo, de ahí el sobrenombre de lechuga dorada.
Los niveles de betacaroteno en las hojas de la Lechuga Dorada eran hasta 30 veces superiores a los de la lechuga normal. Además, estos antioxidantes eran más bioaccesibles, lo que significa que nuestro sistema digestivo puede extraerlos más fácilmente de los alimentos.
Sin embargo, aumentar esos niveles no fue del todo sencillo. El betacaroteno se produce normalmente en los cloroplastos de las plantas, las estructuras celulares que realizan la fotosíntesis, pero si se añade demasiado, se reduce la capacidad de la planta para obtener energía de la luz solar. Así que el equipo encontró una forma de trasladar el antioxidante a distintas partes de las células vegetales.
«Nuestro trabajo ha conseguido producir y acumular betacaroteno en compartimentos celulares donde normalmente no se encuentra combinando técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad de luz», afirma Manual Rodríguez Concepción, autor principal del estudio.
Esta lechuga dorada podría unirse pronto a una ensalada mejorada genéticamente con rábanos y guisantes más nutritivos, y tomates y patatas morados ricos en antioxidantes.
La investigación se publicó en la revista Plant Journal.
REFERENCIA
Imagen: IBMCP
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