Los investigadores han descubierto que las libélulas macho con coloración oscura en las alas han evolucionado para tolerar temperaturas más altas
La temperatura determina dónde pueden vivir las especies y si se ven amenazadas por el calentamiento del clima. Por eso, durante mucho tiempo, los biólogos estudiaron cómo afecta la tolerancia al calor a la supervivencia. Sin embargo, se sabe menos sobre cómo influyen los rasgos térmicos en la reproducción, que está directamente relacionada con el riesgo de extinción.
Ahora, investigadores de EE.UU. han examinado si los machos de especies de libélulas que producen señales sexuales en forma de coloración oscura en las alas son más resistentes al calor. Han publicado sus resultados en Frontiers in Ethology.
«Demostramos que las especies de libélulas que han desarrollado una coloración oscura en las alas para reproducirse también han desarrollado la capacidad de tolerar altas temperaturas», afirma Noah Leith, biólogo de la Universidad de Pittsburgh. «Este hallazgo abre el camino a todo un nuevo campo de investigación que explora las interacciones entre los rasgos térmicos y las señales sexuales».
En las libélulas, al igual que en muchos animales, las señales sexuales pueden ayudarlas a localizar pareja, identificar la especie correcta con la que aparearse y decidir cuándo retirarse de las competiciones de apareamiento.
Sin embargo, producir una extensa coloración oscura en las alas tiene un coste. Los ornamentos oscuros absorben calor adicional, aumentando la temperatura corporal de las libélulas. Esto puede causar estrés fisiológico o hacer que los machos abandonen los territorios reproductivos. «Vemos una y otra vez que los animales se juegan la vida para reproducirse, aunque ello signifique enfrentarse a temperaturas potencialmente letales», afirma Leith.
Los investigadores examinaron la coloración de las alas de 14 especies de libélulas que viven en climas tropicales y de cinco especies que viven en climas templados. Descubrieron que las especies que poseen una coloración oscura en las alas que absorbe el calor han evolucionado para poder soportar un mayor estrés térmico antes de alcanzar máximos térmicos críticos. «Esta mayor capacidad para tolerar altas temperaturas corporales es probablemente crucial para determinar cómo responderán las libélulas a los cambios climáticos del futuro», explica Leith.
Los ornamentos oscuros de las alas provocan un calentamiento adicional de entre 1 °C y 2 °C, lo que equivale aproximadamente al aumento de los máximos térmicos de las especies ornamentadas. De las especies estudiadas, el planeador de alas arqueadas (Tauriphila argo), una especie tropical con manchas de color muy oscuro en las alas cerca del núcleo de su cuerpo, fue la que pudo tolerar las temperaturas más altas. En general, este patrón de coevolución era aún más fuerte en las especies tropicales.
Investigaciones anteriores demostraron que, debido al aumento de las temperaturas en todo el mundo, algunas especies de libélulas ornamentadas están evolucionando hacia una menor coloración de las alas. Los resultados actuales, sin embargo, sugieren que incluso si esas especies pierden su coloración, seguirán teniendo ventaja en la adaptación al cambio climático porque ya han evolucionado para tolerar temperaturas más cálidas, afirman los investigadores.
El estudio es uno de los primeros en comprobar si la tolerancia térmica coevoluciona con los rasgos reproductivos. «Nuestro hallazgo es especialmente interesante porque la coloración sexual oscura ha evolucionado una y otra vez a lo largo del árbol de la vida y hace que una gran variedad de animales absorban también más calor, desde reptiles a leones y moscas de la fruta», señala Leith.
En un mundo que se calienta rápidamente, poder predecir qué especies son vulnerables a la extinción es esencial para preservar la biodiversidad, señalaron los investigadores. «Observar la vulnerabilidad en un solo aspecto de la vida de los animales es insuficiente. Necesitamos una comprensión más matizada de cómo los animales responden a entornos cambiantes como organismos completos y complejos, en los que sus rasgos reproductivos pueden influir en sus posibilidades de sobrevivir a una ola de calor, y viceversa», señaló Leith.
Aunque los investigadores señalaron que su análisis se basó en 19 especies, también indicaron que existen miles de especies de libélulas. Las investigaciones futuras deberían examinar si existen patrones similares en otras especies, así como en distintos tipos de animales. «Sería fantástico comprobar algún día si la tolerancia al calor coevoluciona con los rasgos sexuales en la vida terrestre», concluyó Leith.
REFERENCIA
Imagen: Imagen de espectro infrarrojo de una libélula ornamentada del género Tramea. Los colores más claros indican temperaturas más altas, que oscilan entre 27 y 35 grados Celsius en toda la imagen. Noah Leith.
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