Una nueva investigación ha examinado si el atractivo físico permite predecir los comportamientos egoístas e interesados en las personas
¿Confundimos la belleza con la bondad? La teoría de «lo bello es bueno» sugiere que tendemos a juzgar más favorablemente a las personas atractivas y a atribuirles virtudes que quizá no tengan, y que esto hace que ellas confirmen el estereotipo comportándose de forma positiva. Sin embargo, la teoría evolutiva sugiere que, debido a sus ventajas físicas, los individuos atractivos son más propensos a sentirse con derechos y a comportarse de forma egoísta.
Una reciente serie de estudios publicados en Evolution and Human Behavior ha examinado si el atractivo físico predice el comportamiento altruista o el comportamiento interesado. Investigaciones anteriores demuestran que la belleza física está relacionada con la salud física y mental, las relaciones positivas y el éxito social. Por ejemplo, además de tener mejor salud mental que los demás, las personas guapas suelen considerarse psicológicamente más sanas, equilibradas e inteligentes. Según la teoría de que lo bello es bueno, las personas guapas también tienden a comportarse mejor que la media, por ejemplo, de forma más altruista y desinteresada.
Esto se explica porque a las personas guapas se las percibe a menudo de forma muy positiva, como más simpáticas, prosociales e inteligentes. De este modo, las personas atractivas se comportan como se espera de ellas, de forma más benevolente, competente y altruista.
Pero esto no coincide con la teoría evolutiva del atractivo, que sugiere que el atractivo está asociado a un comportamiento egoísta, posiblemente debido a un sentimiento de tener más derechos que los demás, y la sensación de que uno se merece un trato especial.
¿Por qué las personas atractivas se sienten con más derechos? Porque tienen mayor poder de negociación en las relaciones. Las personas atractivas tienden a tener ventajas evolutivas (más fuertes, más sanas y más fértiles) y por tanto son capaces de proporcionar estos beneficios a su pareja romántica. Así, las personas bellas, al ser conscientes de su alto valor social, aprenden desde una edad temprana que merecen un trato especial y privilegios.
Los investigadores llevaron a cabo cinco estudios con más de 1.300 personas que exploraban si el atractivo autopercibido se asocia con un mayor comportamiento egoísta o, por el contrario, desinteresado.
En el primer estudio, el atractivo se asoció positivamente con las tendencias de comportamiento egoísta y sentirse con derecho a más que los demás. Esta sensación de merecer un trato especial podría explicar la inclinación de las personas a actuar de forma egoísta. En el segundo estudio se comprobó cuáles eran los comportamientos interesados reales, y los participantes que se percibían a sí mismos como más atractivos se asignaban más recursos pensando que los merecían.
En el tercer estudio se fomentó en los participantes la sensación de merecer más que los demás. El resultado fue que los participantes con bajo atractivo autopercibido se comportaban de forma más interesada.
En los dos últimos experimentos, los investigadores manipularon el atractivo autopercibido de los participantes, aumentándolo mediante la comparación con otras personas poco atractivas, en un entorno público o privado. Los resultados indicaron que al aumentar el atractivo percibido, también aumentaban tanto la intención egoista como las conductas interesadas reales. Sin embargo, cuando los actos se hacían públicos, el atractivo dejaba de influir en el comportamiento interesado, quizá porque ahora era prioritario causar una buena impresión. Investigaciones anteriores demuestran que este comportamiento estratégico es especialmente común entre personas deshonestas, arrogantes o narcisistas.
Los resultados coinciden con conclusiones anteriores que sugieren que, en comparación con las personas menos atractivas, los individuos guapos buscan más el beneficio propio, son egoístas y creen pertenecer a una clases social privilegiada. Aprovechan las oportunidades sociales en su propio beneficio, independientemente de que ello suponga un coste para los demás. Todo esto confirma el punto de vista evolutivo en lugar la teoría de que lo bello es bueno.
La belleza suele ser indicativa de ventajas evolutivas y, por tanto, deseada. Esto modifica el comportamiento de las personas atractivas, que se dan cuenta de que tienen un mayor poder de negociación, se sienten con más derechos y se comportan de forma egoísta. Sin embargo, para ellas esto no es ser egoístas, solo esperan el respeto que se merecen por ser guapas.
REFERENCIA
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