Los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y los alimentarios pueden propagarse dentro de los grupos sociales de adolescentes
Si un adolescente tiene ansiedad o un trastorno alimentario, ¿es posible que se lo contagie a otros adolescentes de su entorno? Intuitivamente sabemos que es posible. Según los autores de un nuevo estudio de la universidad de Helsinki, las investigaciones anteriores indican que los trastornos mentales pueden transmitirse de un individuo a otro dentro de las redes sociales. Sin embargo, todavía faltaban de pruebas epidemiológicas basadas en la población que se refieran a toda la gama de trastornos mentales.
El equipo de investigación se propuso investigar este fenómeno examinando las redes sociales que se forman en las clases escolares. Los trastornos mentales pueden afectar significativamente al pensamiento, los sentimientos, el comportamiento o el estado de ánimo de una persona. Estas enfermedades pueden tener un profundo impacto en el funcionamiento diario y en las relaciones.
Los trastornos mentales más comunes en los adolescentes son:
Los adolescentes pueden desarrollar trastornos mentales debido a diversos factores. La genética desempeña un papel crucial, ya que los trastornos mentales suelen ser hereditarios. Los factores ambientales, como los acontecimientos estresantes de la vida, los traumas, los malos tratos y el abandono, pueden desencadenar problemas de salud mental.
También contribuyen factores biológicos como los desequilibrios químicos cerebrales y los cambios hormonales durante la pubertad. Los factores sociales, como la presión de los compañeros, el estrés académico y la influencia de las redes sociales, pueden afectar a la salud mental.
Además, el abuso de sustancias y las enfermedades crónicas pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastornos mentales.
Los signos de trastornos mentales en los adolescentes incluyen cambios repentinos en el comportamiento o el estado de ánimo, retraimiento de amigos y actividades, disminución del rendimiento académico, preocupación o miedo excesivos y cambios en los patrones de alimentación o sueño.
Este estudio es el mayor y más detallado de su clase, y en él participaron más de 700.000 alumnos de noveno curso de 860 colegios finlandeses. Se realizó un seguimiento de estos adolescentes desde el final del noveno curso durante un periodo medio de 11 años.
Los investigadores hallaron una relación significativa entre el número de compañeros de clase diagnosticados con un trastorno mental y el mayor riesgo de que estos estudiantes recibieran un diagnóstico similar más adelante en su vida.
«El vínculo observado fue más fuerte durante el primer año de seguimiento del estudio», señaló el profesor Christian Hakulinen. «Esto no se explicaba por factores relacionados con los padres, la escuela y la zona de residencia. El vínculo fue más pronunciado en el caso de los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y la alimentación.»
La profundidad y precisión del estudio fueron posibles gracias a los exhaustivos registros finlandeses. A diferencia de estudios anteriores, en los que las redes sociales eran elegidas por los propios sujetos de la investigación, lo que podía dar lugar a sesgos, en esta investigación se utilizaron clases escolares como redes sociales predefinidas.
Este método garantiza una descripción más precisa de la influencia social en la salud mental. «La definición de las redes sociales y el seguimiento de los adolescentes fueron posibles gracias a los amplios registros finlandeses. Los resultados profundizan significativamente nuestra comprensión de cómo los problemas de salud mental se desarrollan y afectan a otros en nuestras redes sociales», dijo el profesor Hakulinen.
Aunque el estudio revela una fuerte asociación, no implica necesariamente una relación causal directa. El estudio no investigó cómo podrían transmitirse los trastornos mentales entre individuos.
«Puede ser posible, por ejemplo, que el umbral para buscar ayuda por problemas de salud mental se reduzca cuando en tu red social hay una o más personas que ya han buscado ayuda para sus problemas. De hecho, este tipo de normalización del diagnóstico y el tratamiento puede considerarse un contagio beneficioso de los trastornos mentales», explicó Hakulinen.
Los trastornos mentales suponen un importante reto mundial, que repercute en las personas, la sociedad y la economía. Además, la ansiedad y los síntomas del estado de ánimo, en particular, han ido en aumento entre los jóvenes en los últimos años.
Investigaciones anteriores indican que la aparición de trastornos mentales en la edad adulta suele producirse antes de los 18 años.
Dada la posibilidad de que los trastornos mentales se propaguen en las redes sociales de los adolescentes, las medidas preventivas y la intervención precoz son cruciales. «A la hora de tomar medidas preventivas, conviene tener en cuenta que los trastornos mentales pueden propagarse de un adolescente a otro», señala el profesor Hakulinen.
Este estudio pionero arroja luz sobre la dinámica social de la salud mental entre los adolescentes. Si comprendemos el potencial de propagación de los trastornos mentales dentro de las redes sociales, podremos abordar mejor esta creciente preocupación y aplicar estrategias preventivas eficaces».
REFERENCIA
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