Nuestra felicidad se ve influida no sólo por nuestro propio estatus social, sino también por el estatus relativo de quienes nos rodean
¿Cómo afecta nuestro estatus social a nuestra felicidad? Un nuevo estudio revela que no sólo nuestro propio estatus dentro de un grupo influye en nuestro bienestar, sino que las personas también tienden a sentirse más felices cuando sus compañeros tienen un estatus inferior.
El estatus se refiere al respeto, la admiración y la deferencia voluntaria que los individuos reciben de los demás. La felicidad, aquí definida como «bienestar subjetivo», abarca la forma en que las personas evalúan sus propias vidas, tanto emocional como cognitivamente.
Aunque estudios anteriores habían demostrado una correlación entre un mayor estatus y una mayor felicidad, no estaba claro si el estatus causaba directamente este aumento del bienestar o si intervenían otros factores.
Para explorar esta relación causal, los investigadores realizaron dos estudios experimentales con estudiantes universitarios.
En el primer estudio participaron 226 personas de una universidad de la costa oeste, 41% hombres y 59% mujeres, con una edad media de 21 años. Se dividieron en pequeños grupos y cada participante recibió comentarios falsos sobre su propio estatus y el de sus compañeros de equipo dentro del grupo. El estatus se valoró en una escala del 1 al 7, en la que los números más altos indicaban un estatus más alto.
A algunos participantes se les dijo que tenían un estatus alto, de 6 sobre 7, mientras que a otros se les dijo que tenían un estatus bajo, de 4 sobre 7. Además, se les informó de que sus compañeros de equipo tenían un estatus bajo. Además, se les informó de que sus compañeros de equipo tenían o bien un estatus medio alto de 6 o bien un estatus medio bajo de 4.
Tras recibir esta información, los participantes rellenaron cuestionarios que medían su bienestar subjetivo, incluyendo evaluaciones de emociones positivas y negativas y satisfacción vital general.
Los resultados mostraron que los participantes a los que se les comunicó que tenían un estatus relativamente alto dentro del grupo manifestaron niveles significativamente más altos de felicidad y satisfacción vital que aquellos a los que se les comunicó que tenían un estatus más bajo.
Las personas se sienten mejor cuando tienen un rango más alto en relación con sus compañeros
En concreto, la puntuación media de bienestar de los que tenían un estatus alto era un 10% superior a la de los que tenían un estatus bajo. Los participantes también se sentían más felices cuando sus compañeros de equipo tenían un estatus inferior.
Esto sugiere la existencia de un elemento competitivo: las personas se sienten mejor cuando tienen un rango más alto en relación con sus compañeros. Por ejemplo, los participantes a los que se les dijo que tenían un estatus alto y que sus compañeros de equipo tenían un estatus bajo manifestaron los niveles más altos de felicidad.
Por el contrario, los que creían que tenían un estatus bajo mientras que sus compañeros de equipo tenían un estatus alto declararon los niveles más bajos de felicidad. El análisis estadístico indicó que alrededor del 10% de las diferencias de bienestar podían explicarse por el estatus de los participantes y alrededor del 7% por el estatus de los demás.
En el segundo estudio, en el que participaron 405 personas (66% mujeres; edad media, 21 años), los investigadores estudiaron si los ejercicios de autoafirmación podían reducir el impacto del estatus en la felicidad.
La autoafirmación consiste en reflexionar sobre los valores personales, lo que, según estudios anteriores, mejora la autoestima y la resiliencia. Los participantes se dividieron de nuevo en grupos y recibieron el mismo tipo de información sobre el estatus que en el primer estudio.
Antes de recibir este feedback, la mitad de los participantes realizaron una tarea de autoafirmación en la que escribieron sobre valores importantes para ellos. La otra mitad completó una tarea de control, escribiendo sobre valores menos importantes para ellos. Después, todos los participantes completaron las evaluaciones de bienestar.
El ejercicio de autoafirmación no alteró significativamente los efectos del estatus en el bienestar subjetivo. Los participantes que creían tener un estatus más alto seguían declarando niveles de felicidad más elevados, independientemente de si se habían autoafirmado o no.
Del mismo modo, los participantes se sentían más felices cuando sus compañeros de equipo tenían un estatus inferior, incluso después de la tarea de autoafirmación. Se produjo una excepción interesante cuando los participantes creían que tanto ellos como sus compañeros de equipo tenían un estatus alto.
En este caso, los que se habían autoafirmado se sentían más felices que los que no lo habían hecho. Esto sugiere que la autoafirmación podría aumentar el bienestar en grupos en los que todos se perciben como de alto estatus.
Pero, en general, la autoafirmación no mitigó el impacto competitivo de las diferencias de estatus.
Estos estudios ponen de relieve la naturaleza intrínsecamente competitiva del estatus social y su fuerte influencia en nuestro bienestar.
El hecho de que las personas se sientan más felices no sólo cuando son respetadas, sino cuando son más respetadas que los demás, tiene profundas implicaciones. Puede explicar por qué persisten las jerarquías sociales y por qué lograr una verdadera igualdad dentro de los grupos puede ser todo un reto.
Comprender que nuestra felicidad se ve influida no sólo por nuestro estatus, sino también por su comparación con el de los demás, puede ayudarnos a navegar por la dinámica social con más eficacia.
Plantea cuestiones importantes sobre cómo la sociedad podría fomentar entornos en los que las personas se sientan realizadas sin depender de estar por encima de los demás. A medida que nos esforzamos por conseguir entornos sociales más saludables, resulta esencial reconocer la naturaleza competitiva del estatus y explorar nuevas formas de fomentar el bienestar independientemente de la posición social.
Los resultados sugieren que intervenciones como la autoafirmación pueden no ser suficientes para mitigar el impacto del estatus en la felicidad.
REFERENCIA
Status and subjective well-being: A conceptual replication and extension of Anderson et al. (2012)
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