El destino habitual de las muestras para análisis, tanto de sangre como de otros fluidos corporales, es el de los demás residuos biológicos que se recogen en los contenedores de basura “normal”, los grises o, en algunos casos, negros.
La sangre procedente de las extracciones para analíticas constituye un volumen relativamente despreciable (unos cuantos mililitros en el peor de los casos); además, se almacena en recipientes estancos (aunque sean frágiles). Por eso no es considerada como material de riesgo especial, y más si se tiene en cuenta que cualquier forma de vida que pueda estar contenida en ella queda destruida a los pocos minutos de la extracción. Dicho de otro modo, no se utiliza para nada más.
Redacción QUO
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…
El bisfenol A (BPA) es un disruptor endocrino que está desapareciendo poco a poco de…
Un delfín solitario del Mar Báltico ha sido grabado hablando solo, lo que lleva a…
Un nuevo estudio traza una espectacular explosión de 100 millones de años en las señales…
Durante la llamada Crisis de Salinidad del Messiniense, el nivel del mar Mediterráneo era alrededor…
Ya sea rojizo, cobrizo o anaranjado, el cabello rojo seguirá formando parte de nuestra diversidad…