Las plantas carnívoras pueden ser fábricas de fármacos. La medicina ha descubierto que la estrategia que usan para capturar a sus presas puede tener utilidad clínica. El procedimiento consiste en insertar el gen de la proteína que pretende fabricarse a gran escala en el ADN de estas plantas, de forma que los jugos gástricos que produzca contengan dicha proteína. El sistema tiene varias ventajas: las moléculas son fáciles de extraer de los jugos, es inofensivo para la salud humana, porque los patógenos de estas plantas no afectan a los humanos, su capacidad de producción es muy grande y además no hay riesgo de que la “máquina” sufra ninguna avería.
Redacción QUO