Pero lo cierto es que iguales no son: Marie Walsh, de la Universidad de Utah (EEUU) ha encontrado variaciones en los niveles de dos ácidos grasos –palmítico y linoleico—, así como en los de algunos minerales (potasio, zinc, estroncio y fósforo). Aunque todos estos niveles se encuentran dentro de la normalidad. Tampoco parece problemático el mayor volumen de residuos químicos que presenta la leche clonada, debido a que los clones son objeto de mayor atención mé­dica durante su desarrollo y, en consecuencia, consumen más fármacos que las terneritas del campo. Este es el primer estudio comparativo que se realiza.

Redacción QUO