A pesar de lo que se cree, el hormigueo normal no está relacionado con una mala circulación. Cuando ejercemos presión sobre una parte del cuerpo, las células nerviosas se comprimen y esto dificulta el flujo sanguíneo.
Cuando la presión desaparece y la sangre fluye con normalidad, la insensibilidad da paso a los pinchazos y al hormigueo ¿Por qué? Porque los nervios vuelven a recibir oxígeno y glucosa. Se le llama ‘parestesia transitoria’ y puede darse en piernas, manos, pies o brazos. La sensación es muy parecida a la del hueso de la risa, que en realidad no es un hueso, sino el nervio cubital, algo más superficial y expuesto de lo que nos gustaría.
Sin embargo, si estos pinchazos y hormigueos son constantes, es recomendable que acudas a tu médico. Pueden ser síntoma de algo peor.
*Publicado en Quonectados nº 218
Redacción QUO
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