En ocasiones, en cuestiones de salud, conviene pedir una segunda opinión. Especialmente, cuando el diagnóstico inicial parece no casar con los síntomas que uno padece. Y una buena prueba de ello es el caso que acabamos de conocer, protagonizado por un estadounidense de 63 años llamado Kevin Daily.
[image id=»95658″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]El hombre había desarrollado una enorme barriga y, tras acudir al médico, los especialistas le recomendaron perder peso. Dicho y hecho, el paciente bajó de los 105 a los 90 kilos, pero aún así su tripa no solo no disminuyó ni un solo centímetro, sino que además aumentó de tamaño. Aunque sus médicos habituales seguían insistiendo en que la dieta y el ejercicio eran la solución a su problema, Kevin no se quedó satisfecho y solicitó una segunda opinión profesional.
Y lo que descubrió el nuevo especialista que le trató fue que su barriga estaba causada por un enorme tumor de unos trece kilos de peso. Se trataba de un liposarcoma, un raro tipo de tumor que se desarrolla en el tejido adiposo. Lo habitual es que se presente en las extremidades o en el pecho, pero en el caso de Kevin se había desarrollado en su tripa.
Los médicos necesitaron seis horas poder extirparle aquella masa grasa que se había enrollado en torno a uno de sus riñones. Y, lo más sorprendente de todo, es que pese a su descomunal tamaño, afortunadamente el tumor no era maligno.
Fiente: IFL Science.
Vicente Fernández López
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