La última investigación sobre esta conocida relación indica que el ejercicio afecta al hipotálamo de una forma muy peculiar, al menos según se ha observado en experimentos con ratones de laboratorio: la actividad física calienta esta región cerebral.
Precisamente en esta zona del órgano pensante hay un tipo de célula que regula el apetito y en la que se ha detectado la presencia de una proteína sensible al calor. Parece ser la molécula responsable: tras desactivar el gen que tiene la misión de producirla, los ratones no perdieron el apetito por más ejercicio que hicieran en su desangelada jaula.
Redacción QUO
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…