El único Borbón cuyo problema de salud fue público ha sido el infante don Jaime, hijo de Alfonso XIII. Era sordomudo, y eso le impidió ser rey. ¿Y el resto de la dinastía? Se sabe que Felipe V sufría “melancolía”, lo que hoy sería trastorno bipolar, y Alfonso XIII una grave cardiopatía. A María Luisa de Orleáns le colgaron el sambenito de estéril, cuando en realidad lo era su marido, Carlos II.
Hoy sería diagnosticado de trastorno bipolar, alternaba periodos de euforia con periodos de depresión. En estos últimos el monarca pasaba semanas en cama, pronunciando palabras ininteligles, y dejando de la lado las labores de gobierno. En algunas ocasiones llegó a pensar que había muerto.
La reina María Luisa de Orleans, esposa de Carlos II, paseaba en caballo cuando sufrió un fuerte dolor en el vientre que la llevó a la muerte. Se especuló con que hubiera sido envenenada, pero parece que murió de apendicitis.
Víctima de un error médico
El infante don Jaime, primogénito de Alfonso XIII, perdió el trono por ser sordomudo. La sordera se la provocó una operación para evitar que la inflamación de oídos que sufría pudiera extenderse. En la intervención se le fracturó la cadena de huesecillos de ambos oídos y, como secuela, le dejó una sordera, a la cual siguió la mudez.
El mal aliento de Alfonso XIII
Según explica el médico Pedro Gargantilla en su libro Las enfermedades de los borbones, la halitosis que sufría Alfonso XIII podría obedecer a múltiples causas: «Enfermedades del tracto respiratorio (nariz, faringe, pulmones) o digestivo (cavidad oral, esófago, estómago e, incluso colon). También es frecuente en procesos infeccioso en la boca«.
Carlos IV, contagiado por la reina
El monarca murío diecisiete días después de que lo hiciera su esposa, la reina María Luisa. Al parecer le contagió la neumonía que también le provocó la muerte a ella. El diagnóstico suponía entonces, prácticamente la muerte.
Isabel II falleció de neumonía
Aunque se ha especulado con la posibilidad de que Isabel II muriera de un problema cardiaco, Pedro Gargantilla, descarta esta posibilidad. En el libro Las enfermedades de los Borbones dice que «fue el patógeno responsable de la neumonía, habitualmente Streptococcus pnumoniae, el verdadero regicida».
La gripe entra en palacio
Amadeo I de Saboya murío el 18 de enero de 1890 con dificultad para respirar y en medio de enormes escalofríos, los síntomas de la epidemia de gripe que asolaba Europa. Su aspecto se deterioró tanto que se dice que en pocos días envejeció varias décadas.
Fernando VII era un cliente asiduo de los prostíbulos de la más baja estofa de Madrid, en cambio su esposa, María Antonia, no le despertaba ningún interés. Preocupados por asegurar la continuidad dinástica, los médicos de cámara le realizaron una minuciosa exploración para averiguar el origen del problema. No lo había, todo era normal. Incluso se llevaron una sorpresa al comprobar que el pene del rey era de unas dimensiones muy superiores a lo normal.
Alfonso XII murió de tuberculosis
Alfonso XII falleció el 30 de diciembre de 1885 de una tuberculosis. Su salud se resintío durante el verano de ese año y a partir de ahí cayó en picado. Entonces no había tratamiento farmacológico posible (no existían antibióticos todavía), así que la mejora que experimentó tras instalarse provisionalmente en el Pardo fue pasajera.