Harley Lukov tiene 62 años y vive en Nueva Jersey (EEUU). Aunque dejó de fumar hace 10 años por una promesa que le hizo a su hija, los años que había pasado enganchado a la nicotina le pasaron factura en forma de un adenocarcinoma, un tipo común de cáncer de pulmón que se le había extendido al hígado. Se le ha practicado una biopsia y, tras buscar las mutaciones más habituales implicadas en este tipo de tumores y no encontrar nada, su médico ha decidido aplicarle un tratamiento de quimioterapia estándar. Lo que este doctor no sabe es que la mutación causante de su tumor es una de la que se conoce hace muy poco que está relacionada con la metástasis en este tipo de cáncer. Y es normal, se trata de un hallazgo reciente y su búsqueda no está en los protocolos médicos de actuación para estos casos.
Por suerte, Lukov y su médico no son reales, sino personajes ficticios creados por los investigadores del Centro de Cáncer Memorial Sloan-Kettering de Nueva York para entrenar a Watson, una supercomputadora de IBM que pretende ayudar a los médicos a saber qué nos pasa y cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso. ¿Cómo?
Elemental, doctor Watson
Este superordenador es capaz de procesar 60.000 millones de páginas por segundo en lenguaje natural, tomar decisiones al respecto teniendo en cuenta miles de factores y aprender de su experiencia. “Esta tecnología fue probada primero en Jeopardy!, un famoso programa de televisión estadounidense de preguntas y respuestas en el que tumbó a los mejores concursantes de carne y hueso de su historia. Entonces se pensó en qué aplicación industrial podríamos darle, y la primera en postularse fue la industria sanitaria. No en balde, los médicos ‘piensan’ como Watson; es decir, realizan un diagnóstico diferencial haciendo una serie de preguntas, formulando una hipótesis y llegando a una respuesta”. Así que pusieron a Watson en manos de varias instituciones médicas en EEUU para que, durante los años 2011 y 2012, lo adiestraran dotándole de historias de pacientes, literatura médica y los artículos publicados por las mejores revistas científicas especializadas en oncología.
“Y desde principios de año está funcionando en pruebas en el Hospital Sloan-Kettering de Nueva York, en el que los oncólogos interrogan a Watson para contrastar sus hipótesis”, explica a Quo Javier Olaizola, responsable de sanidad de IBM Global Service España. Con esta herramienta, los médicos podrían tener acceso al último hallazgo en una terapia determinada al día siguiente de publicarse. “Ahora hay estudios que aseguran que desde que se produce el hallazgo hasta que se aplica pasan hasta 10 años. Así que hay algunas cosas que cuando van a ponerse en práctica ya están obsoletas por otro hallazgo posterior.
«La idea de Watson es reducir estos tiempos al mínimo”, apunta Olaizola. Algo especialmente importante en enfermedades como el cáncer, de las que a diario se conocen nuevos biomarcadores a tener en cuenta, y en la que es tan importante dar con el tratamiento más adecuado. Por su parte, Marty Khon, el director médico del equipo que está adiestrando a Watson, explicó en su presentación en sociedad que, según diversos estudios académicos, un tercio de los errores de tratamiento se deben a un diagnóstico erróneo causado por el denominado efecto de anclaje. El que lleva al ser humano a tomar sus decisiones dependiendo demasiado de una sola parte de información, a menudo irrelevante. En el caso de los médicos, se traduce en basar su diagnóstico en dos o tres síntomas que encajan en unos parámetros conocidos y descartar otros que les desviarían.
En EEUU ya hay varios centros trabajando con Watson, como la Cleveland Clinic Medical School y la compañía de seguros WellPoint, que lo está utilizando como herramienta de apoyo para las enfermeras que tienen que aprobar nuevos tratamientos. En España, aún tardará algún tiempo en aterrizar: “Yo espero que llegue cuanto antes, pero en este sistema hay una parte idiomática muy fuerte, y por ahora Watson únicamente habla inglés. Aunque estoy seguro de que el siguiente mercado en llegar será el europeo y nosotros somos un punto importante en ese mercado. No creo que sea este año, pero antes de utilizar esta máquina será necesario preparar la información sanitaria para sacarle el máximo provecho. Watson no solo se nutre de revistas especializadas e información científica; para que sea eficaz es necesario que conozca la mayor cantidad de detalles de los antecedentes y el contexto personal de cada paciente.
Estos serán los primeros pasos para instaurar este sistema en España”, asegura Olaizola. Pero, a pesar de que IBM lo ha concebido como apoyo a los médicos, la llegada de Watson a EEUU ha provocado un arduo debate sobre el futuro de la sanidad. Vinod Khosla, cofundador de Sun Mycrosystems, aseguraba en TechCrunch (uno de los blogs colaborativos de tecnología más influyentes): “Un mundo casi sin médicos no solo es razonable, sino también más que probable. Algún día, los ordenadores y los robots reemplazarán a cuatro de cada cinco médicos”. En los últimos meses, desde Fast Company hasta la prestigiosa Popular Mechanics y el semanario The Atlantic han dedicado portadas y profusos artículos al cambio que producirán estas nuevas tecnologías en el mundo de la medicina en el futuro.
El pionero también en España
Xavier tiene 70 años y, como la mayoría de los hombres de su generación, no había ido a la consulta de un urólogo hasta que le detectaron un cáncer de próstata. Ha hecho mucho deporte y, por lo demás, está sano; así que su médico le ha aconsejado que se opere para extirpar ese tumor. “La mejor opción es hacértelo con Da Vinci, un robot cirujano ideal para ese tipo de intervención. La razón es que tengo que llegar hasta el fondo de tu pelvis, un lugar de difícil acceso para mí, pero al que los brazos robóticos llegan sin problemas.
Y es tan preciso, que las intervenciones con él han minimizado efectos secundarios tan indeseables como la pérdida de la capacidad de erección y la incontinencia urinaria, antes inevitables. Da Vinci permite salvaguardar la zona colindante, corrige el posible temblor de mi pulso, me permite ver la zona en tres dimensiones, hacer incisiones más precisas y reduce el postoperatorio. Además, yo estaré en el mismo quirófano, manejando el robot desde una consola como las de los videojuegos. Él no hace nada sin que yo se lo ordene primero, así que no hay peligro”, le explica el cirujano. Y es que Da Vinci es el primer robot que fue admitido por las autoridades sanitarias para intervenir a seres humanos.
Este robot fue creado por la NASA y el Pentágono con la idea de poder operar a un soldado en el campo de batalla o a un astronauta en el Espacio, con el cirujano a kilómetros de distancia, incluso en otro planeta. De esta investigación salió un robot, el Zeus, que después dio lugar al Da Vinci, el uso de cuya versión comercial se aprobó en 2002. Hoy por hoy, es el único robot cirujano que hay en el mercado, ya que está protegido por las patentes hasta 2015. Ya hay otras empresas trabajando en crear alternativas, por lo que se prevé que a partir de esta fecha, se produzca un bum en el mercado y estas máquinas se popularicen (con la correspondiente bajada de precio, que ahora asciende a 1,8 millones de euros). Hoy en día, según Intuitive Surgical, la empresa que tiene la patente de este robot en todo el mundo, hay unos 3.000 equipos del Da Vinci a nivel mundial, y 22 de ellos están en hospitales españoles, la mayoría públicos.
Pedro Bretcha, del Hospital Quirón de Torrevieja, experto en cirugía robótica y uno de los pioneros en el manejo del Da Vinci en España, apunta: “La mayoría de las intervenciones que se hacen en todo el mundo con este robot están en el campo de la urología y en España suponen el 61%. De hecho, en EEUU, el 80% de los casos de cáncer de próstata por ejemplo, se operan con este robot. Mi experiencia me indica que, al necesitar menos postoperatorio, permite que se pueda empezar antes con los tratamientos complementarios (quimioterapia o radioterapia). También está especialmente indicado para otros tipos de cáncer como el del aparato digestivo, en el que yo soy experto, y ginecología.
Y ya hay algunas experiencias en cirugía transoral (a través de la boca) para cáncer de laringe, cirugía del tiroides a través de la axila y del tórax”. Sin embargo, para Bretcha esto es solo el principio: “La robótica está naciendo, y el Da Vinci es como el Spectrum de la informática. Es difícil saber lo que vendrá en el futuro, pero los últimos Da Vinci ya permiten utilizar la consola para acceder a las pruebas del paciente, consultar una duda sobre la marcha o compartir la intervención con otro especialista”. El sueño de la telecirugía que provocó el nacimiento del Da Vinci tiene por ahora la calidad de la señal de telecomunicaciones y la legislación sanitaria como únicos límites. De hecho, en 2001 ya se hizo una extirpación de vesícula biliar desde Nueva York a Estrasburgo con un Da Vinci. “Llegará un día en el que el único ser vivo que haya en un quirófano será el paciente”, apunta Bretcha. “Para mí, separar físicamente al cirujano del paciente es positivo, aunque le exija otro tipo de formación. En la mesa de operaciones tradicional, el médico tiene la información muy limitada”, termina.
El brazo salvador
Carlos tiene 8 años y, tras meses de peregrinaje en hospitales, el médico le diagnosticó un tumor cerebral. Su tratamiento más adecuado sería la radioterapia, pero por su edad y lo delicado de la zona en la que está localizado, tendrá que someterse a quimioterapia. Alguien habló a sus padres de Ciberknife, un acelerador lineal robótico que permite la máxima precisión, ya que solo radia el tumor dejando a salvo los tejidos contiguos y teniendo en cuenta el movimiento de los órganos; por ejemplo, por la respiración del paciente. El primer día que fue a ver al robot, Carlos se esperaba que tuviera ojos, que le hablara y se acercara a él para saludarle. Sin embargo, cuando llegó solo vio una máquina con un brazo como los de las grúas, al que le habían puesto unas pegatinas de Mickey Mouse. El médico le dijo que se tumbara en la camilla y eligiera qué música quería oír. A continuación, la voz de Justin Bieber empezó a sonar y el brazo se le acercó sigilosamente a la cabeza. Tanto se relajó, que hasta tuvieron que despertarle cuando acabaron.
Ciberknife es un método de radioterapia robotizada no invasivo, una solución especialmente interesante para pacientes a quienes les han detectado un cáncer pero, por la razón que sea, su médico no les recomienda una intervención quirúrgica al uso. En España solo hay dos máquinas, las dos en Madrid, y el equipo más avanzado lo tiene el grupo IMO. Rafael García, director de esta unidad de Ciberknife, explica: “En radioterapia, las tecnologías comunes te exigen radiar con un margen de seguridad que te garantiza tratar el tumor teniendo en cuenta el movimiento de nuestros órganos, así que en ese margen va incluido también tejido sano.
Esta es la causa de los efectos secundarios que se producen durante el tratamiento y lo que desaconseja, por ejemplo, administrar radioterapia a niños. Ciberknife es capaz de detectar en tiempo real dónde está el tumor y seguirlo aunque se mueva, por lo que ese margen se reduce al mínimo. Además, con el sistema tradicional, el miedo a dañar otros órganos limitaba la cantidad de radiación que se administraba. Con Ciberknife se puede incrementar la dosis y disminuir las sesiones. En el cáncer de pulmón, por ejemplo, este robot es especialmente eficaz, porque sabe cómo respira el paciente y lo tiene en cuenta. Así que se puede dar el doble de dosis y permite reducir los días de tratamiento de 30 a 3; y los índices de control de la lesión duplican los índices de curación. También permite volver a radiar una zona, algo que hasta ahora solo se hacía en casos extremos”.
Aunque cualquier tumor es susceptible de ser tratado con este robot, los tumores benignos con mejores resultados (incluso sustitutivos de cirugía) son los meningiomas, neurinomas y malformaciones arteriovenosas. En cuanto a los tumores malignos, según García: “Hay que tener en cuenta que ningún tratamiento oncológico es la panacea, sino que cada vez tenemos más balas para obtener los mejores resultados, y la radiocirugía robotizada es una más.
Ciberknife no es ningún tratamiento experimental, es radiocirugía, que lleva utilizándose desde los años 50, aunque ahora dispensada de una forma más efectiva. Hasta ahora, la radioterapia era un tratamiento complementario, pues no podía competir en resultados con la cirugía. Ahora, en algunos tipos de tumores, como el de cerebro, pulmón y próstata, es una alternativa real con los mismos e incluso mejores resultados en algunos casos”. Pero algo que se plantea siempre que hablamos de robots, y más en un campo donde están en juego vidas humanas, es si son seguros.
¿Y si falla?
En marzo, The New York Times publicó un artículo titulado Comerciales en el quirófano, en el que denunciaba el caso de un paciente, Fred Taylor, de 62 años, que, tras una operación de cáncer de próstata con un Da Vinci, salió con daños en el riñón, el hígado, sepsis y un derrame. El causante había sido un cirujano que le operó con un Da Vinci que no había usado nunca antes sin supervisión. Según el autor del artículo, la causa es que algunos comerciales que venden el robot utilizan tácticas agresivas que van en detrimento del uso seguro de esta herramienta. Sobre esto, el cirujano Pedro Bretcha asegura: “Si tú no tienes experiencia en cirugía, el robot no tapa tus carencias. La cirugía robótica no exime de responsabilidad al cirujano que ejecuta la intervención”. En el caso de Ciberknife, existen medidas de seguridad tanto por parte del fabricante como del equipo terapéutico. Además, ante cualquier movimiento del paciente, el robot se para.
El dr. robot le atenderá enseguida
También en los últimos meses se ha aprobado en EEUU el uso de robots en hospitales que permiten que un médico pase consulta a distancia. Es el caso del PR-Vita, creado por InTouch Health y iRobot, un robot cuya “cara” es una pantalla en la que aparecerá el médico para atender al paciente esté donde esté. Según Marcio Macedo, jefe de producto de unidades de control remoto de iRobot: “Esta máquina no está diseñada para sustituir a los médicos, enfermeras y otro personal médico sino para ayudarles a ser más eficaces”. Esta es una solución perfecta para la atención primaria en el tercer mundo.
Y en EEUU, donde la puesta en práctica del denominado Obamacare (el nuevo plan de atención sanitaria), conllevará un incremento en el volumen de trabajo de los profesionales sanitarios. Así, lo que se plantea en EEUU es que con estas nuevas herramientas pueda, incluso, haber otro tipo de profesional sanitario que atienda a los pacientes sin ser médico, pero asesorado por ellos a través de las máquinas. De hecho, según un estudio de la Universidad de Texas, estudiantes habituados a dos horas diarias de videojuegos tenían más habilidad con la consola de un robot cirujano que los médicos.
En definitiva, no sabemos lo que tardará, pero parece que a largo plazo nos acostumbraremos a ver robots por los pasillos de los hospitales, a que nos atiendan en urgencias e incluso a pedirles que nos traigan un calmante.
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