Actualmente hay más de 75 vacunas en desarrollo contra el coronavirus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19. Estas se centran principalmente en los anticuerpos, proteínas producidas por las células B que se adhieren al SARS-CoV-2 y evitan que ingrese a las células.
Pero los expertos también luchan desde otros frentes. Uno de ellos son los linfocitos o células B y T. Al contrario de los anticuerpos, las células T evitan las infecciones de dos modos diferentes. Por un lado las células T auxiliares estimulan a las células B y a otras para que pasen a la acción defensiva, mientras que las células T asesinas, atacan y destruyen las células infectadas. La gravedad de la enfermedad puede depender de la fuerza con que respondan las células T.
Hasta ahora no era muy claro cuan importantes eran estas últimas para ayudarnos a combatir el SARS-CoV-2, pero dos nuevos estudios, uno publicado en Cell y otro en MedRxiv, traen importantes respuestas. De acuerdo con los resultados de ambos estudios, algunas personas que nunca se infectaron con SARS-CoV-2 tienen estas defensas celulares, muy probablemente porque previamente estaban infectadas con otros coronavirus.
En el caso del primer estudio mencionado, un equipo liderado por Shane Cotty, utilizó técnicas de bioinformática para predecir qué fragmentos de proteínas virales provocarían las respuestas de células T más potentes. Luego expusieron las células inmunes de 10 pacientes que se habían recuperado de casos leves de COVID-19 a estos fragmentos virales.
Todos los pacientes portaban células T auxiliares que reconocían algunas proteínas del SARS-CoV-2, básicamente aquellas que le permiten al virus invadir nuestras células. También detectaron células T auxiliares que reaccionaban a otras proteínas del SARS-CoV-2. “El sistema inmune ve este virus y crea una respuesta inmune efectiva», señalan los autores en un comunicado.
Estos resultados coinciden con los del segundo estudio, liderado por el especialista en inmunología Andreas Thiel. En este los autores identificaron células T auxiliares dirigidas a la proteína espiga en 15 de 18 pacientes hospitalizados con COVID-19.
La importancia de estos resultados reside en que, hasta ahora, los investigadores no sabían si las células T desempeñaban un papel en la eliminación del SARS-CoV-2, o incluso si podían provocar una reacción exagerada del sistema inmune. Sin embargo, las conclusiones permiten comenzar a definir cuan importante pueden ser las células T en la lucha contra la COVID-19.
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