Ciertos edulcorantes artificiales pueden hacer que bacterias intestinales sanas enfermen e invadan la pared intestinal, lo que podría provocar graves problemas de salud
Varias investigaciones anteriores ya habían comprobado que los edulcorantes artificiales pueden cambiar el número y el tipo de bacterias en el intestino, y su consumo también se ha asociado a mayores índices de obesidad, diabetes, presión arterial alta y accidentes cerebrovasculares.
Ahora, un reciente estudio publicado en el International Journal of Molecular Sciences es el primero en mostrar los efectos nocivos de tres de los edulcorantes artificiales más comunes (sacarina, sucralosa y aspartamo) en dos tipos de bacterias intestinales, la E. coli (Escherichia coli) y la E. faecalis (Enterococcus faecalis).
La investigación, llevada a cabo por la Dra. Havovi Chichger y por su doctoranda Aparna Shil, sugiere que los edulcorantes pueden hacer que las bacterias en principio inofensivas se conviertan en patógenas. Estas bacterias pueden adherirse, invadir y matar a las células epiteliales Caco-2, que recubren la pared del intestino.
Bacterias como la E. faecalis, que atraviesan la pared intestinal, pueden entrar en el torrente sanguíneo y acumularse en los ganglios linfáticos, hígado y bazo, y allí causar una serie de infecciones, sepsis incluida.
El sulfato de zinc, inhibidor del sabor dulce, bloquea eficazmente estos impactos negativos de los edulcorantes
Las investigadoras expusieron las bacterias intestinales modelo a diferentes concentraciones de sacarina, sucralosa y aspartamo. Midieron su patogenicidad, así como los cambios en las interacciones con las células Caco-2 mediante estudios in vitro.
El estudio encontró que, a una concentración equivalente a dos latas de refresco edulcorado, los tres edulcorantes artificiales investigados aumentaban significativamente la adhesión tanto de E. coli como de E. faecalis a las células Caco-2 intestinales, e incrementaban la capacidad de las bacterias para formar biopelículas, un ecosistema bacteriano.
Las bacterias que crecen en las biopelículas son más resistentes a los antimicrobianos que las células planctónicas (microorganismos libres que flotan en el medio líquido), y es más probable que secreten toxinas y expresen factores de virulencia. Es decir, es más fácil que invadan tejidos y se resisten mejor a las defensas del huésped.
Además, los edulcorantes hicieron que las bacterias patógenas del intestino invadieran las células Caco-2 que se encuentran en la pared del intestino, a excepción de la sacarina, que no tuvo un efecto significativo sobre la invasión de E. coli.
Por otro lado, la investigación encontró que el sulfato de zinc, inhibidor del sabor dulce, bloquea eficazmente estos impactos negativos de los edulcorantes en E. coli y E. fecalis.
Las autoras del estudio concluyen que es necesario seguir investigando sobre el efecto de los edulcorantes artificiales, de consumo tan extendido, para minimizar sus riesgos para nuestra salud.
REFERENCIAS
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