La aspirina lleva con la humanidad más de un siglo, pero hasta ahora no se habían descubierto los detalles de sus mecanismos de acción
Nuevas investigaciones han revelado información importante sobre el funcionamiento de la aspirina. Aunque este fármaco se comercializa desde finales del siglo XIX, los científicos aún no han dilucidado por completo su mecanismo de acción detallado ni sus dianas celulares. Los nuevos hallazgos podrían allanar el camino hacia alternativas más seguras a la aspirina y también podrían tener implicaciones para mejorar las inmunoterapias contra el cáncer.
La aspirina, un antiinflamatorio no esteroideo, es uno de los medicamentos más utilizados en el mundo. Se utiliza para tratar el dolor, la fiebre y la inflamación, y se calcula que solo en EEUU, 29 millones de personas la toman a diario para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los científicos saben que la aspirina inhibe la enzima ciclooxigenasa, o COX, que crea citoquinas, moléculas mensajeras cruciales en la respuesta inflamatoria. Investigadores dirigidos por Subhrangsu Mandal, catedrático de Química y Bioquímica de la Universidad de Texas en Arlington, han descubierto más cosas sobre este proceso, y sobre todo, cómo poder evitar efectos secundarios perjudiciales, como hemorragias internas y daños orgánicos, cuando se toma a largo plazo.
El equipo descubrió que la aspirina controla los factores de transcripción necesarios para la expresión de citoquinas durante la inflamación, al tiempo que influye en muchas otras proteínas inflamatorias y ARN no codificantes que están críticamente relacionados con la inflamación y la respuesta inmunitaria.
También demostraron que la aspirina ralentiza la descomposición del aminoácido triptófano mediante la inhibición de unas enzimas asociadas denominadas indoleamina dioxigenasas o IDO. El metabolismo del triptófano desempeña un papel fundamental en la inflamación y la respuesta inmunitaria.
La IDO es una diana importante para la inmunoterapia, un tipo de tratamiento contra el cáncer que ayuda al sistema inmunitario del organismo a buscar y destruir las células cancerosas. Dado que los inhibidores de la COX modulan el eje COX-IDO1 durante la inflamación, los investigadores predicen que los inhibidores de la COX como la aspirina también podrían ser útiles como fármacos para la inmunoterapia.
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