Según un amplio estudio en el Reino Unido, las personas que siguen una dieta vegetariana tienden a consumir más alimentos ultraprocesados que las que comen carne y pescado

Investigadores del Imperial College de Londres analizaron los datos sobre los hábitos alimentarios de 200.000 personas extraídos del Biobanco del Reino Unido. Descubrieron que los vegetarianos consumían una cantidad «significativamente mayor» de alimentos ultraprocesados (UPF, por sus siglas en inglés) en comparación con las dietas de los consumidores moderados de carne roja, los flexitarianos y los pescatarianos.

Los UPF suelen contener altos niveles de grasas saturadas, sal, azúcar y aditivos, lo que, según los expertos, deja menos espacio en la dieta de la gente para alimentos más nutritivos. Algunos ejemplos son los helados, las carnes procesadas, las galletas, las patatas fritas y el pan de molde.

Estos FAP también suelen incluir aditivos e ingredientes que no se utilizan cuando se cocina desde cero, como conservantes, emulgentes y colorantes y aromatizantes artificiales. Los estudios anteriores han relacionado los UPF con un mayor riesgo de obesidad, cardiopatías, cáncer y muerte prematura.

El equipo del Imperial descubrió que el consumo de UPF representaba más del 20% de la ingesta diaria de alimentos y más del 46% de la ingesta diaria de energía (calorías) en todos los tipos de dieta entre los estudiados, un porcentaje similar al de España.

El consumo de UPF entre los veganos no era «significativamente diferente» del de los consumidores habituales de carne roja, escribieron los autores, pero su consumo de alimentos mínimamente procesados era 3,2 puntos porcentuales superior.

Los investigadores también advirtieron de que el creciente consumo de alternativas lácteas y cárnicas de origen vegetal era «preocupante», ya que los UPF «producidos puramente a partir de sustancias de origen vegetal son promocionados cada vez más por la industria de los UPF como alternativas saludables y sostenibles para movilizar la transición de los consumidores lejos de las dietas basadas en la carne».

Y añaden: «Por lo tanto, es importante que las políticas que se necesitan urgentemente para abordar la sostenibilidad del sistema alimentario también promuevan el reequilibrio de las dietas hacia alimentos mínimamente procesados y alejados de los UPF».

Según los autores, la carne tiende a someterse a menos procesado, ya que tiene buen aspecto y sabor en su estado natural, aunque su consumo tiene un impacto mucho más perjudicial para el clima.

Las conclusiones se producen en medio de un intenso debate sobre el creciente consumo de UPF.

El mes pasado, dos expertos de las universidades de Aberdeen y Liverpool coescribieron un artículo en el que advertían de que la investigación en torno a los UPF aún está en pañales y es necesario saber más antes de recomendar a la gente que deje de consumirlos.

El artículo, escrito por el profesor Eric Robinson, de la Universidad de Liverpool, y la profesora Alexandra Johnstone, de la Universidad de Aberdeen, afirma que la eliminación de opciones alimentarias convenientes puede suponer un «coste social para muchas personas con recursos más limitados».

También afirmaron que «evitar algunos tipos de UPF» podría llevar a algunas personas a elegir alternativas «más ricas en energía o macronutrientes preocupantes».

Sin embargo, Robert F. Kennedy, el polémico candidato a Secretario de Salud de EE. UU. en la administración entrante de Trump, ha prometido tomar medidas enérgicas contra los alimentos ultraprocesados y ha acusado a la industria alimentaria de llevar a cabo el «envenenamiento masivo» del público estadounidense.

El artículo se publicó el miércoles en The Lancet eClinicalMedicine.

REFERENCIA

Plant-based dietary patterns and ultra-processed food consumption: a cross-sectional analysis of the UK Biobank