Lo usaban los egipcios, pero el moderno lo inventó Edwin W Cox, un vendedor de baterías californiano. Para entrar en las cocinas, pensó en un regalo que acabara con los restos de comida pegada en las cacerolas. ¡Y qué mejor que un estropajo de metal!
Redacción QUO
Dentro de unas semanas empezará a venderse el Citroën C3 Aircross, un SUV de hasta…
Uno de los telescopios más potentes de la Tierra ha observado con un detalle sin…
Los investigadores están encontrando en Bluesky, una plataforma alternativa a X (antes Twitter), un espacio…
Menos del 7% de los focos mundiales de colisión entre ballenas y barcos cuentan con…
Innumerables estrellas habitan en otras galaxias, tan lejanas que observar incluso una sola de ellas…
Las personas con peor salud mental son más propensas a navegar por Internet con contenidos…