Cambiar la camiseta con el contrario después de un buen partido demuestra que el enfrentamiento ha quedado atrás y que ha dejado de ser un rival hasta tal punto que no le «deshonra» llevar su camiseta. Pero es verdad que, aunque cada vez es más frecuente, originalmente (en las primeras copas mundiales) se trataba de una práctica reservada a las grandes ocasiones.
Los jugadores guardaban la camiseta del oponente para recordar una final o un partido especialmente disputado o importante. También hay jugadores a quienes les gusta conservar un recuerdo de que se enfrentaron a alguna estrella que saben que será histórica, casi como haría un aficionado cualquiera. Es el caso del ex jugador del Valencia, Pablo Aimar o del defensa del Fenerbahce, el brasileño Roberto Carlos.
Enviado por José Luis Puente, correo electrónico
Redacción QUO
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…