Nano servos que permiten el control remoto de pequeños robots, baterías de litio, LED de colores que caben en la boca, materiales con memoria, como el nitinol, y realidad aumentada. Estas son solo algunas de las nuevas herramientas con las que cuentan los ilusionistas del siglo XXI. Como apertivio, .MIRA LOS VIDEOS
Juan Mayoral es uno de ellos. Este leonés es un referente internacional en la aplicación de la luz a la magia. Su reciente creación, Meteors, ha dejado con la boca abierta a más de un colega de profesión: hace aparecer y desaparecer de la palma de la mano un llamativo punto de luz. “Hoy, las nuevas tecnologías te permiten meter un receptor en espacios tan reducidos que resultan prácticamente invisibles”, explica, mientras le circundan luces prodigiosas.
La luz es también una fascinación para Sergi Buka, un mago catalán que en 2004 recibió el Premio Mandrake d’Or (los Oscar de la magia) en París. Buka, que ha llevado su espectáculo a la Exposición Universal de Shanghái, utiliza desde hace un par de años la tecnología láser para su show. “Cojo un haz con las manos, lo parto, lo monto y después lo vuelvo a cortar. Luego, lo acerco al público y les invito a que hagan lo mismo. Lógicamente, son incapaces de agarrarlo”, aclara. Xavier Tapias es otro de los grandes. Desde hace una década, investiga avances en nanotecnología aplicables al ilusionismo.
“Empecé hace años utilizando los servos en mis espectáculos”, recuerda. El motor servo, muy utilizado en los aviones teledirigidos por radiocontrol, permite marcar una posición en un tiempo determinado mediante unos códigos de programación. El nano servo, de un tamaño diminuto, tiene tres cables: los tradicionales negro y rojo al que se suma uno de color calabaza. Este (“el misterioso”, como lo define Tapias) da órdenes por medio de una pequeña placa electrónica para que el servo se ponga en funcionamiento. ¿Que cómo funciona? Pues Tapias ha diseñado conejos y lechuzas robóticas que se mueven mágicamente y “encuentran” la carta que ha elegido en secreto el ayudante del público (vídeo en Quo.es).
En Japón acaban de sacarse de la manga lo último en nano servos: un pequeño dispositivo del tamaño de media colilla que ya no se mueve gracias a un motor sino por un biometal, lo que se traduce en dos ventajas impagables: un tamaño realmente minúsculo y, lo que es aún más importante, la ausencia total de ruido.
El biometal (también conocido como nitinol o Flexinol) es una de las más recientes y fascinantes aplicaciones al mundo de la magia.
El nitinol es un metal con memoria, es decir, capaz de recuperar su forma inicial. Existe en la naturaleza. Con él, los ilusionistas confeccionan un cable parecido a un alambre o a un hilo de nailon, pero que tiene la capacidad de alterar sus propiedades (se encoge) al recibir una corriente eléctrica o calor. Una vez enfriado, regresa a su posición original. Lo ventajoso de este producto es que la modificación de su tamaño es absolutamente exacta, de manera que se puede controlar hasta el último milímetro su alteración física. Te desvelamos (sin que sirva de precedente) lo que verías en el espectáculo y la preparación previa del ilusionista. El espectador elige una carta al azar (pongamos, el as de corazones). Acto seguido, el mago le entrega un alambre y le pide que lo apriete en su mano. Segundos después, este trozo de alambre aparece mágicamente con la figura del as de corazones. Lo que previamente ha hecho el ilusionista es moldear a cierta temperatura un as de corazones. Al enfriarse, regresa a su posición inicial (un simple trozo de alambre) pero –y esto es lo importante– guarda “en su memoria” la figura moldeada. En la mano, al calentarse de nuevo, el biometal adquiere la forma preprogramada: el as de corazones.
Tanto Xavier Tapias como Juan Mayoral coinciden en que el presente y el futuro de la magia pasa por la pila de litio, cada vez más pequeña y de mayor duración. Es el eslabón imprescindible en esta carrera tecnológica. “Esta minúscula batería aportará al ilusionismo los mismos beneficios que a la telefonía móvil”, se aventuran a pronosticar. “No pesa nada y soporta hasta un amperio”, se congratulan.
El mundo real y el virtual son una constante en esta generación de magos. Muchos de ellos utilizan una gran pantalla para crear dos realidades de las que salen y entran. Sergi Buka, por ejemplo, recurre desde hace un lustro a esta doble realidad. Una gran pantalla de dos metros es el único elemento en el escenario. “Entro en esa pantalla, me hago pequeño, diminuto, y estallo en mil pedazos”, ilustra Buka.
Tras este espectáculo hay un complejo trabajo de diseño de producción, realizado por Media Animación, una firma especializada en 3D. Conscientes de que la nueva magia pasa por el mundo virtual, Carlos Sora, profesor e investigador de Medios Interactivos y Anna Carreras, diseñadora de Interactivos de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, acaban de crear un revolucionario programa que han denominado Magia para Pixeloscopía (mezclando píxel y el término griego oscopía, que quiere decir visión). Se trata de un proyecto en fase avanzada pero aún no comercializado, basado en la tecnología interactiva. “Hemos querido reformular la magia convirtiendo el vídeo estático que hasta la fecha utilizan los ilusionistas en una propuesta interactiva única en el mundo”, explica Carlos, impulsor de esta plataforma de investigación. Ahora, el espectador puede involucrarse activamente en el truco mágico.
Para ello, se han asociado con Màgic Jaïr, un joven mago catalán licenciado en Comunicación Audiovisual y encargado de trasladar este proyecto al escenario. Los efectos mágicos de este programa son espectaculares. Carreras explica uno de ellos: el ilusionista solicita a una persona del público su móvil y lo rompe ante sus ojos. Desde una gran pantalla, que simboliza el mundo virtual, el espectador manipula libremente las piezas que desea, moviendo las manos en el aire y viéndolas reflejadas sobre la pantalla. Finalmente, el voluntario recupera su móvil, integro.
Pero el abanico de aportaciones tecnológicas no se acaba aquí. La neumática y las nuevas holografías son ejemplos de la interrelación entre ilusionismo y el permanente avance científico.
La neumática consiste en aprovechar el aire comprimido como forma de energía. Ya fue utilizada hace más de dos mil años por el inventor greco-egipcio Herón de Alejandría para “mágicamente” abrir las compuertas de los templos y atribuírselo a los dioses.
Hoy, el aire comprimido, graduado gracias a electroválvulas controladas por medio de programas informáticos, es la clave tras trucos de gran impacto; como los de Las Vegas, donde el mago Criss Angel levita prodigiosamente ante miles de personas.
La holografía, por su parte, es una avanzada técnica de fotografía que permite crear imágenes tridimensionales. Unida a la reciente creación de unos vidrios “inteligentes” que, en contacto con la corriente, se vuelven opacos, tenemos una superficie “invisible” donde se pueden proyectar imágenes en tres dimensiones tan sugerentes como el mago quiera. Pero todo esto es solo un aperitivo del porvenir, porque la revolución de la magia no ha hecho más que comenzar. n
David Ruiz. Fotos: César Núñez
Redacción QUO
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