Una antigua cisterna situada cerca de Jerusalén fue usada hace más de 2.000 años como fosa común. El enterramiento ha sido descubierto por arqueólogos israelíes, que han encontrado en su interior los restos de 125 personas, incluidas mujeres y niños.
El examen de dichos restos ha revelado que marcas en los huesos del cuello que indican que aquellos desdichados fueron decapitados sin piedad. Pero, ¿quién ordenó tan brutal masacre? Los análisis recelan que los restos humanos pertenecen al período histórico en el que reinó Alejandro Janneo, considerado el monarca más sanguinario de la historia de Israel, y que falleció en el año 73 antes de Cristo.
Alejandro, que no era muy apreciado por su pueblo, tuvo que enfrentarse a la oposición de un grupo muy influyente, los fariseos. Y lo hizo de una manera despiadada y brutal. Tal y como se relata en los «Manuscritos del Mar Muerto», hizo crucificar a ochocientos de sus enemigos y, mientras aún estaban vivos, ordenó degollar a sus mujeres e hijos delante de ellos.
Se piensa que estos restos, que ahora han aparecido, podían corresponder a aquella espantosa matanza.