Existen muchos tipos de neuronas. En los mamíferos, la mayoría solo son generadas hasta los primeros años de la infancia, pero hay excepciones entre las que figuran las células nerviosas, que se ocupan de la función olfativa. Estas se van reponiendo durante los años a partir de células madre, pero el proceso es finito.
Cada vez se generan menos y, cuando la vejez comienza, el mecanismo falla mucho más rápidamente: el proceso de muerte celular acaba siendo mucho más importante que el de regeneración. Así se va perdiendo el olfato a un ritmo que algunos estudios han tratado de relacionar con una mayor probabilidad de morir.