Algunos piensan que los granos de maíz de ciertas plantas salvajes sirvieron para hacer palomitas antes que harina, y las crónicas españolas de los conquistadores aportan veracidad a esta hipótesis.
Según los relatos, las palomitas de maíz no solo se comían en estas culturas: también formaban parte de algunos rituales y se utilizaban como elementos decorativos entre los aztecas.
Las crónicas también hacen referencia a una práctica de los indios de Perú, quienes reventaban los granos de una especie de maíz que conocían como ‘piscalla’ y que estaba dentro de la carta de los dulces. La harina de maíz llegó más tarde, con la domesticación de la planta.