El uso de sustancias durante las relaciones sexuales es, desde hace tiempo, causa de preocupación. Sin embargo, hasta ahora no se había prestado atención a este hábito en la población homosexual. Una investigación reciente sobre la combinación de drogas, lícitas e ilícitas, ha incluido tanto a este colectivo como a hombres y mujeres heterosexuales y bisexuales.
La encuesta, realizada por Global Drug Survey a nivel internacional, deja en evidencia que el fenómeno conocido como chemsex es común en todos los géneros y orientaciones sexuales, pero los británicos son más propensos a acompañar sus prácticas sexuales con drogas, en comparación con otros ciudadanos europeos o de Estados Unidos, Australia y Canadá. Los hombres homosexuales y bisexuales tienen también una probabilidad 1,6 veces mayor que los heterosexuales de usar sustancias específicas que les permiten mejorar su experiencia.
Los hallazgos, publicados en The Journal of Sexual Medicine, sugieren que las campañas sobre los daños asociados a estos hábitos, que incluyen sobredosis, violación y enfermedades de transmisión sexual, deberían apuntar a todos los géneros y grupos, según Will Lawn, psicólogo de The University College London y uno de los autores de este trabajo. El alcohol, el cannabis, la cocaína y el éxtasis (MDMA) son las drogas más comunes en este contexto.
Alrededor de 22.000 personas han participado en esta encuesta mundial. Los usuarios destacan particularmente el MDMA como la droga que permite mayor emoción y la GHB/GBL para potenciar el deseo. Los autores insisten en que el estudio es altamente novedoso, ya que ningún trabajo anterior había investigado la combinación del sexo con esta gama de fármacos.