Cuando se habla de éxito en terrenos como la ciencia enseguida la retina se llena de imágenes de hombres de renombre que han llegado a la cima. La masculinización del triunfo merece una reflexión y el modo de hacerlo por parte del proyecto Generación 81, impulsado por el Banco Santander, ha sido una exposición en la que un grupo de mujeres exitosas de nuestro país se han caracterizado de hombres. Fotografiadas por Teresa Peyrí, las protagonistas han querido dar visibilidad a modelos de referencia femenino rompiendo estereotipos de género.
Una de las participantes es la experta en neurovirtualidad Charo Ortín, investigadora precursora de Foren Project, un método que activa el cerebro de personas con minusvalía para que puedan recuperar el habla o la movilidad. La revista Quo ha charlado con ella y le hemos pedido una valoración del momento actual de la mujer científica. “Somos muchas las personas que nos dedicamos a la investigación y a la rehabilitación, pero por desgracia en muchas ocasiones es una labor silenciosa y proyectos geniales de personas brillantes se quedan archivados, callados. Sin embargo, la ciencia ha sabido romper los prejuicios e identifica los factores verdaderamente significativos para desarrollarse y seguir avanzando: el talento, el impulso económico, la innovación y la ética”.
Ortín tiene claro, y así lo expresa, que la ciencia se enriquece de la diversidad y tiene la gran ventaja universal de trabajar con el pensamiento crítico y el método científico, por lo que las características sociodemográficas o sexuales solo pueden sumar, nunca restar. “La ciencia ha sabido incluir a las mujeres en su mundo, no sólo desde la inclusión del profesional, sino desde los campos de estudio”. A su juicio, en los últimos 20 años ha existido en España una transformación en el interés de afecciones propias de mujeres que antaño eran tabúes y consideradas “cosas de mujeres”, sin las necesarias medidas paliativas y con la resignación de sufrirlas en la intimidad (incontinencia postparto, osteoporosis o vaginismo).
Pasión por el cerebro
Pero donde Ortín vuelca su pasión es en su trabajo en la neurorehabilitación de pacientes que han sufrido una lesión de gran calibre, reduciendo su tiempo de recuperación, haciéndoles ganar fuerza muscular y fomentando su motivación. “El aprendizaje de estos pacientes, su día a día, las actividades básicas de la vida diaria, las relaciones personales y la autoestima ponen de manifiesto la gran capacidad y valentía de las personas que la padecen”.
Todo ello le permite ir avanzando en el conocimiento del cerebro y del sistema nervioso en el control motor. “Estamos -dice- en un momento de revolución tecnológica que permite estudiar como nunca la anatomía y la función. Continuamente aparecen conocimientos nuevos sobre el sistema nervioso que invitan a plantearse nuevos abordajes terapéuticos”.