Entrevistamos a una de las personas que más sabe sobre el cerebro humano, el neurobiólogo holandés Dick Swaab, autor de Somos nuestro cerebro
En una de las primeras cenas con sus suegros en Francia, hace ya muchos años, Dick Swaab dice que comieron sesos de un animal que no recuerda bien. “Mientras lo ingeríamos, yo iba explicando sus funciones más importantes, como si estuviéramos en una clase”.
Así es este neurobiólogo holandés, didáctico hasta en la comida. Ha venido a España para presentarnos su libro Somos nuestro cerebro (Plataforma Actual), en el que desmenuza el libre albedrío, las experiencias cercanas a la muerte y cómo se origina nuestra orientación sexual.
«No tardaremos mucho tiempo en fabricar escáneres que lean nuestras mentes. De hecho, ya son capaces de adivinar algunas decisiones»
P.- ¿Cuántos cerebros ha estudiado?
R.- El cerebro es un órgano que me apasiona estudiar y explicar. Durante la década de 1960 contribuí a la creación del Banco Neerlandés de Cerebros. Cuando empezó a funcionar, muchas personas de más de 25 países donaron sus cerebros. Ya se han realizado más de 400 autopsias, hemos investigado mucho y eso cala en la gente, que quiere saciar su curiosidad científica.
P.- El neurocirujano Eben Alexander afirma que encontró un paraíso con ángeles tras sufrir un coma por meningitis. ¿Era real?
R.- Yo no creo en el paraíso y, en caso de existir, dudo que me dejen entrar en él. Y eso me da la suficiente libertad como para afirmar que este neurocirujano sufrió una alucinación. Eso que algunos llaman “la luz al final del túnel” no es más que la falta de riego sanguíneo en el globo ocular, fenómeno que provoca una pérdida de visión periférica y permite vislumbrar solamente una luz en el centro del ojo.
P.- También hay gente que cree flotar fuera del propio cuerpo. ¿Por qué ocurre eso?
R.- Hay una parte del cerebro, la zona del giro angular responsable de la sensación del equilibrio, que sufre falta de oxígeno y eso provoca la sensación de levitar, el abandono del cuerpo y que creas ver parientes cercanos ya muertos.
P.- Y si usted no va al paraíso, ¿adónde irá a parar cuando fallezca?
R.- Espero que mi cerebro vaya al Banco Neerlandés de Cerebros. Llegado el momento, diré a mis colegas por escrito las zonas que podría merecer la pena estudiar. El resto de mis órganos todavía aprovechables espero que sirvan para trasplantes.
P.- ¿Usted mantendría conectada a una paciente embarazada con muerte cerebral?
R.- No creo que mi opinión como neurocirujano sirva de referencia. El hecho de que se mantenga o no con vida a esta paciente depende, exclusivamente, de una decisión familiar. Y si la familia decide desconectarle el respirador artificial, no tengo nada que objetar, aunque se encuentre embarazada.
P.- ¿El flechazo amoroso es un invento del cerebro?
R.- Claro, no lo interpreto de otra manera. Me parece una estupidez llegar a plantearse que el amor nace del corazón o algo por el estilo. Vamos a ver, enamorarse es una decisión que el cerebro toma por su cuenta, resulta de un acto inconsciente. Uno no se pone a calibrar las ventajas o las desventajas de enamorarse de alguien. El caso es que después, pasado el tiempo, el cerebro recuerda esa situación de enamoramiento como le parece. El cerebro es caprichoso a la hora de fabricar recuerdos.
P.- Ya se ha conseguido controlar mediante señales cerebrales la prótesis de un brazo. ¿Cree que algún día el cerebro podrá desarrollar su actividad dentro de cuerpos mecánicos?
R.- La interacción entre máquinas y seres humanos es una realidad. Recuerdo el caso de un hombre al que le clavaron un cuchillo en el cuello. La agresión le provocó la parálisis de los brazos. Los médicos pensaron, como solución, implantarle electrodos. Pues tras la operación, el hombre consiguió volver a utilizar sus brazos para mover el ratón del ordenador, para escribir correos electrónicos, etcétera.
«El feto duerme hasta el 90% de su tiempo de gestación. Y cuando entra en fase REM, activa la corteza cerebral. Este hecho resulta importantísimo en el desarrollo correcto del cerebro»
P.- De hecho, ya se está trabajando en implantes cerebrales para recuperar la memoria.
R.- Sí. Y la experiencia resulta interesante. Yo formo parte de un equipo de trabajo que estudia la interacción entre las neuronas y las máquinas. Te aseguro que no tardarán en fabricarse escáneres con capacidad para leer nuestras mentes. De hecho, ahora ya son capaces de adivinar decisiones simples, como, por ejemplo, si nos gusta más un bolígrafo de color rojo, verde o azul.
P.- Usted comenta en su libro que ha dado multitud de conferencias por el mundo y que el público le lanza todo tipo de preguntas. Dígame la más original.
R.- Siempre me han interesado las relacionadas con el libre albedrío; es decir, la posibilidad de elegir hacer o no hacer una acción sin sentirnos condicionados por factores externos o internos. Pues bien, creo que el libre albedrío es una ilusión, no existe la libertad completa. Es muy grande el impacto de los factores hereditarios y la influencia externa sobre el desarrollo más temprano de nuestro cerebro, y esto fija tanto nuestras habilidades como nuestras limitaciones.
P.- ¿Qué tipo de limitaciones?
R.- Ahí entraría, por ejemplo, la posibilidad de desarrollar una adicción, nuestra identidad de género y la orientación sexual, esquizofrenias, depresiones… Y debemos tener claro que muchas de nuestras decisiones las tomamos de forma inconsciente. El cerebro calcula las ventajas o desventajas de llevar a cabo una acción sin someterla al juicio de la razón. En mi grupo de trabajo investigamos cómo una decisión inconsciente, es decir, que el cerebro genera por su cuenta, se vuelve consciente cuando pasan seis segundos, al alcanzar la corteza cerebral.
P.- ¿Cuándo tiene ya el feto un cerebro bien formado y se le puede considerar persona?
R.- Decir que un embrión se convierte en un ser autónomo 14 semanas después de su gestación es una tontería, porque ya hay componentes genéticos que le proporcionan una identidad propia desde el momento justo en que se produce su concepción. Además, un embrión empieza a convertirse en sujeto autónomo a partir de las 20 semanas, y todavía su cerebro sigue en fase de formación. Una vez dicho esto, quiero dejar claro que soy partidario del aborto. Para una mujer ya es lo bastante difícil tomar una decisión como la de abortar para que encima se la obligue a dar a luz sin saber si podrá educar bien a su hijo.
P.- ¿De verdad el cerebro de las mujeres está capacitado para hacer varias cosas al mismo tiempo y el de los hombres no?
R.- El cerebro de las mujeres crea más conexiones neuronales gracias al uso simultáneo que realiza de los dos hemisferios cerebrales. El hombre, en cambio, acostumbrado a focalizar su interés, utiliza más el hemisferio izquierdo. Pero eso no significa que ellas sean más multitarea. Eso es un error que se ha popularizado. No hay diferencias entre cerebros de mujeres y de hombres.
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