Una leyenda cuenta que en el año 959 un herrero llamado Dunstant recibió la visita de un ser que le encargó unas herraduras para sus pies, que se parecían a pezuñas de cabra. Aquel detalle le hizo sospechar que era el demonio. Por eso, Dunstant le encadenó y le torturó moldeando las herraduras con hierro fundido sobre sus pezuñas. El diablo sufrió tanto que, a cambio de que cesara el tormento, prometió que nunca haría daño a quien usara una herradura como protección. Desde entonces, esa pieza de metal es uno de los amuletos más usados. El almirante Nelson clavó una en su camarote de la goleta Endurance antes de la batalla de Trafalgar, y el presidente Harry S. Truman tenía otra en su despacho de la Casa Blanca. Aunque no les sirvió de mucho. Nelson perdió la vida en el combate, y Truman no logró un segundo mandato.
Redacción QUO
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…