Richard S. Fuld, el consejero delegado que ha conducido a la quiebra a Lehman Brothers, fundada hace 158 años por dos hermanos, no debió leerse los trabajos de Herbert A. Simon, premio Nobel de Economía de 1978. La Academia sueca le premió por descubrir que: “A medida que las compañías crecieron y su administración comenzó a separarse de sus dueños, […] el empresario omnisciente, racional, pasó a ser más bien un conjunto de gente que decide”. Y ello limitó su capacidad de actuar racionalmente, porque cada directivo perdía la visión de las consecuencias comunes de sus decisiones. Así que, según Simon, el espíritu original y la humanidad de las empresas se perdieron paulatinamente.
Redacción QUO
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