Los anglosajones utilizan la expresión «pass the buck» para referirse a la costumbre que tienen algunas personas (sobre todo en el ámbito laboral) de quitarse de encima la responsabilidad de tomar decisiones delicadas, delegando esa tarea en otras personas. en definitiva, lo que aquí en España llamamos «pasarse los marrones».
Mary Steffel, profesora de marketing en la D’Amore-McKim School of Business de la Northeastern University, ha realizado un estudio para tratar de comprender mejor la causa de este tipo de comportamientos. Y el resultado fue que descubrió que las personas son más propensas a delegar la toma de una decisión, cuando las consecuencias de la misma afectan a terceros, que cuando solo les afecta a ellos mismos.
La investigadora le pidió a los voluntarios que participaron en su estudio que eligieran una habitación en un hotel para ellos, y otra para sus jefes. En ambos casos tenían que elegir entre un hotel de precio modesto y otro caro. Pero, además, en la elección referente al jefe, se tenían en cuenta dos posibilidades: el superior podía saber que eran ellos los responsables de elegir su habitación, o podía ignorarlo. Y, por supuesto, en todos los casos, tenían la posibilidad de delegar dichas decisiones en otras personas.
Y el resultado fue que todos los voluntarios eligieron personalmente su propia habitación. pero, a la hora de elegir la del jefe, un gran porcentaje de ellos prefirió delegar la responsabilidad en otras personas, con independencia de que el superior estuviese o no al tanto de quien tomaba la decisión.
Luego, con los voluntarios que habían optado por delegar su responsabilidad, se repitió el experimento con una nueva variante. La mitad de ellos podían delegar en empleados que tuvieran un cargo de responsabilidad, y el resto en otros que no. En este caso, solo los primeros «escurrieron el bulto» por decirlo de alguna manera.
Para la autora del estudio, la conclusión es clara. Solemos delegar la toma de determinadas decisiones cuando las consecuencias de una mala elección son superiores a los posibles beneficios de un acierto. Y solo delegamos en aquellas personas que, aunque sean subordinados, tengan autoridad suficiente para asumir la responsabilidad de su elección.
Y una conclusión derivada d elo anterior es que en ocasiones, algunos jefes no delegan la toma de ciertas decisiones en empleados que están más especializados que ellos en ese tema determinado, porque la responsabilidad va a seguir siendo siempre suya, y prefieren no correr el riesgo de sufrir las consecuencias de una mala elección realizada por un subordinado.
Fuente. EurekaAlert.http://www.eurekalert.org/pub_releases/2016-08/nu-nre080316.php
Vicente Fernández López
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