Entre 2001 y 2005, Pere Estupinyà, licenciado en química y en bioquímica, fue editor de Redes, el programa de televisión decano de la divulgación científica. Aquellos tiempos, de la mano de Punset, han quedado lejos y ahora Pere regresa a España después de varios años en Estados Unidos, para estrenar El cazador de cerebros,que comenzará a emitirse este sábado, 10 de septiembre, a las 20:00 en La 2 de RTVE.
Para abrir boca sobre el estreno, lo entrevistamos en Quo.
Pregunta: ¿Qué te gustaría conseguir con El cazador de cerebros?
Respuesta: Me gustaría, de manera genérica, que el cazador de cerebros tuviera un impacto positivo en la sociedad, que fuera un poquito más allá de que la gente lo viera y se distrajera. Quiero que en algún momento genere reflexión. Por ejemplo hay algunos momentos en el que profundizamos en por qué es importante la ciencia en un país, en su economía, en su desarrollo. En estos casos profundizamos un poco y nos arriesgamos. Pero si genera una discusión a nivel social, lo hemos conseguido. La tele llega a una audiencia que no está tan interesada y ahí tenemos una ventaja. Nuestro objetivo es impactar más con las ideas que con los contenidos”.
P: Entre los invitados hay científicos, pero también decocineros, deportistas, emprendedores o hackers…
R: Exacto. Justamente uno de los entrevistados más interesantes fue Iniesta. Cuando lhablamos con él, me dio la sensación de que su mente estaba muy lejos de la ciencia, pero cuando en la conversación yo le planteaba cosas, despertaba su interés. Hay veces que hay gente que cuando le hablas sobre ciencia, descubre un nuevo mundo y puedes ver en sus ojos la sorpresa. Con Iniesta me dio esa sensación, él creía que iba a una entrevista más y descubrió un nuevo interés. Por ejemplo le conté porqué cuando le pega a una pelota, el balón gira, le expliqué el efecto Magnus (el fenómeno físico por el cual la rotación de un objeto afecta a la trayectoria del mismo a través de un fluido, como por ejemplo, el aire) y estaba sorprendidísimo. Lo importante es el conocimiento, no la ciencia. Ese es el objetivo de que participen no científicos. Un cocinero no sabe nada de ciencia, pero tiene un conocimiento brutal, lo mismo con un deportista.
P: La apuesta por la divulgación es arriesgada y la audiencia no siempre responde. ¿Estamos preparados para un programa de divulgación?
R: Yo creo que la sociedad está preparada para un programa como este. Creo que a pesar de que hay una cierta profundidad en los contenidos, en los diferentes capítulos se entiende todo. Partimos de situaciones cotidianas. Por ejemplo, hablamos de un hombre que se extirpo la tiroides y le hizo un análisis genético a sus hijas. Al descubrir unas mutaciones, también les extirpó las tiroides a ellas. La ciencia, la ética…abarcamos todo lo que le interesa a la audiencia, no solo a nosotros, los divulgadores. Recuerdo el caso de una investigadora que se me acercó en una conferencia. Era experta en química computacional y quería dar a conocer su disciplina, pero lo hacía todo muy técnico. ¿Por qué la gente tiene que saber sobre los átomos excitados? ¿Qué obsesión tenemos con los átomos excitados? La ciencia está muy integrada en la sociedad y esta tiene que integrarla. No parto de la ciencia, parto de la sociedad. No divulgo la ciencia, me pregunto qué preguntas tiene la sociedad y divulgo la ciencia para responder a esas preguntas. En divulgación no importa tanto lo que uno diga sino lo que el otro capte.
P: ¿Que será lo que distinga a El cazador de cerebros de otros programas de divulgación?
R: Será una especie de “roadtrip científico”, sin nada rodado en plató. Los planos son otros aspecto muy cuidado en cuanto a colores, iluminación, transiciones, músicas… La finura estética es uno de los valores de El cazador de cerebros. Creo que hemos logrado un buen equilibrio entre agilidad y momentos de reflexión.
P: Muchos espectadores señalan que la ciencia les resulta lejana…tanto como los científicos.
R: Es cierto. A los científicos les cuesta hablar de lo que no es su campo de conocimiento. Uno de los que más me sorprendió fue Carlos López Otín (experto en genética y biología molecular). Me gustó mucho porque los científicos a menudo no contextualizan su investigación. Analizan, estudian, crean conocimiento, producen un avance…López Otín hacía muchas referencias a distintos niveles culturales, cine, literatura… Estaba muy preocupado por la ética y en un tema tan delicado como es la extensión de la vida, me gustó mucho su reflexión de lo que es la vida. También nos sorprendió que en algunos hospitales comiencen a reemplazar las camas por gimnasios consiguiendo que la recuperación sea mucho más rápida.
P: Eres el Cazador de cerebros, ¿en qué pretendes convertir a la audiencia?
R:Me gustaría que la gente se volviera un poco más sabia en el sentido de aprender algunas cosas más relevantes para su viday también que se contagiara del modo de pensar de los científicos. No solo que tuvieran información. No quiero convertir a nadie, pero sí que tuviera pensamiento científico, pensar más en los datos que en las ideas y luego seguir por su cuenta un poco más de ciencia. Aprender, contagiar y despertar interés en seguir explorando por su cuenta. El programa persigue más las ideas que las explicaciones”.
Nos veremos el sábado entonces, para cazar cerebros y perseguir ideas.
Parte del equipo de El cazador de cerebros: Ramon Balagué, Miriam Peláez, Salva Viñets, Saty Galiana, Gemma Sanz, Eulàlia Guarro, Octavi Planells, Oriol Bosch, Anna Fonoll, Kitiara Ferran, Nuri Yebra, Beto Capitán, Georgina Llauradó, Jesús Méndez, Núria Jar, Javier Canteros, Marta Palomo, Esti Gutiérrez, Yago Alonso, Anna Alsina
Juan Scaliter
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