Parece una broma grotesca. Pero este casco fue un regalo del emperador Maximiliano I de Habsburgo al rey Enrique VIII de Inglaterra. Algunos barruntan que lo hizo para burlarse de él. El caso es que el yelmo fue fabricado por un artesano llamado Konrad Seusenhofer, y al soberano británico no le trajo demasiada suerte. Lo lució durante una justa pero, al dejarse la visera abierta, la punta de la lanza de su adversario le golpeó en la frente. No tuvo ninguna herida de gravedad, pero se dice que tras aquel incidente empezó a sufrir migrañas durante el resto de su vida.
Vicente Fernández López
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