Si pensabas que Darth Vader no existía en la vida real: te equivocabas. Tiene 39 años, trabaja como técnico de cirugía en un hospital de los suburbios de Memphis y está un poco harto de su nombre. Nació en 1978, un año después del estreno de La guerra de las galaxias, lo que motivó a sus padres a elegir este nombre tan peculiar.
Aunque según explica Darth Vader Williamson a la CNN, el nombre del villano no era la primera opción. Al menos para su madre. «Cuando nací, mi madre quería llamarme Junior en honor a mi padre. Pero él era fan de La guerra de las galaxias y estaba tan cautivado con el personaje de Darth Vader que pensó: este sería un buen nombre para nuestro hijo». El tema es que el padre consultó con su mujer el nombre cuando aún estaba en pleno parto y con los efectos de la anestesia, así que accedió. Pero poco después, cuando la medicación había desaparecido de su cuerpo lo primero que hizo fue preguntarse: «¿qué hemos hecho?».
[image id=»89508″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Aunque parezca mentira, Williamson ha trabajado en el hospital desde hace una década sin llamar demasiado la atención. Algo que cambió este año gracias a Derek Venckus, nuevo portavoz del hospital, quién «había oído que sus colegas mencionaban mucho a un tal Darth Vader de cirugía… y no podía creer que alguien se llamara así de verdad». Entonces Venckus, haciendo gala de su proactividad, buscó a Darth Vader y le ofreció grabar un vídeo para subirlo a Internet el 4 de mayo, día en que los fans de la saga celebran el aniversario no oficial de Star Wars (por el juego de palabras may the force be with you, que en inglés significa que la fuerza te acompañe). Como podéis ver, en el vídeo Williamson explica el origen de su nombre, presume de su espada de luz y muestra a Mini Vi, un muñeco de Darth Vader que le tejió una amiga.
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Según explica, cuando era niño no le gustaba nada este nombre tan inusual, ya que los otros niños le molestaban continuamente y sus profesores se reían cuando pasaban lista. «Siempre me he preguntado por qué me habían hecho esto, pero una vez llegué al instituto y vi que a las chicas les gustaba, supe que podría usarlo a mi favor«. Pero hay dos chicas en su vida a las que no les agrada su nombre en absoluto: sus hijas de 15 y 10 años, que ponen cara de fastidio cada vez que alguien comienza a hablar del nombre de su padre. Claro, es que deben estar hartas de la bromita de su progenitor: «yo soy tu padre».
Fuente: CNN
Rafael Mingorance