Cada casilla corresponde a un píxel que detecta la intensidad de la luz respecto a un color gracias a un filtro, CFA por su siglas en inglés (color filter array). El CFA más utilizado es el Bayer, que se expresa en rojo, azul y verde. Así, cada píxel solo tiene un color de los que requiere una cámara para componer la imagen. La falta de información se compensa con datos que son añadidos por un procesador de la propia cámara. Este procesador promedia los valores de los píxeles que no tienen color con los que sí lo tienen. Esto se hace mediante un algoritmo. Y sería como un sudoku: si hay una casilla vacia entre los valores 38 y 42, el valor ausente es el 40; si falta una cifra entre el 32 y el 42, el 37 es el correcto, pues es el promedio entre los otros dos.
Redacción QUO
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