El escritor británico Peter Ustinov decía que «el dinero corrompe, sobre todo a aquellos que no lo tienen«. Son muchos los que saben, como afirmaba un proverbio árabe, que «al perro que tiene dinero se le llama señor perro», de ahí que haya tantas personas dispuestas a infringir la ley para conseguirlo.
Los criminólogos saben desde hace mucho tiempo que el miedo de una persona por no tener suficiente dinero puede llegar a que esta haga lo impensable, como robar, engañar e incluso matar. Pero una pregunta que ha perseguido a los investigadores durante hace décadas es qué cantidad de dinero hace falta para que alguien de ese salto al lado oscuro.
Los grandes cárteles y las mafías de crimen organizado no son conocidos especialmente por sus rigurosas prácticas contables. Tampoco los ladrones están muy dispuestos a elaborar una factura por sus servicios. Incluso si quisieran, hay una línea para delincuentes y otros maleantes en la declaración de impuestos de Estados Unidos. Pero, ni aún así. No son capaces de conseguir que los delincuentes cumplan y reporten sus ganancias ilícitas. Esto significa que los mejores recursos que tienen los investigadores de criminología para hacerse una idea de cuánto ganan los delincuentes es entrevistar a criminales reales, especialmente una vez que han sido capturados.
Pero, como todos sabemos, cualquier encuesta es problemática y si es con delincuentes, más. Ya por definición no son dignos de confianza y la reputación callejera no son motivo suficiente para inflar las estadísticas de cada uno. A la inversa, el temo al castigo podría hacer que uno subestime su papel en cualquier fechoría. Por lo tanto, cualquier investigación que trate de esclarecer la nómina semanal de un maleante debe tener en cuenta una dosis saludable de escepticismo.
Holly Nguyen, criminóloga de la Universidad de Pensilvania, es «cautelosamente optimista». Ella y su colaborador, Thomas Loughran, de la Universidad de Maryland, han diseñado un estudio para producir una estimación bastante precisa del ingreso semanal de un criminal de bajo nivel. En un artículo académico publicado la semana pasada en la revista especializada Criminology, los investigadores explican cómo compararon sus hallazgos con los de dos encuestas anteriores que recogieron ganancias ilegales de estos personajes. Nguyen y Loughran detectaron que los delincuentes de bajo nivel, que cometen delitos no violentos como la venta de drogas, robo y falsificación de cheques, obtienen alrededor de unos 750 € a la semana (3.000 € al mes).
También descubrieron que alrededor de la mitad de los encuestados no habían terminado la educación secundaria. En esta situación, los desertores pueden esperar menos de 300 € a la semana. E incluso terminando el instituto y obteniendo el título, no ganarían más de 500 € cada siete días (lo que para un trabajador español implica un sueldo digno). Viendo el sueldo mínimo que aporta la actividad criminal, no es de extrañar que muchos desempleados o personas sin recursos arriesguen su libertad, e incluso su vida, para poder sobrevivir en el lado equivocado de la ley.
Redacción QUO
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