Siempre se había creído que el carbono era el principal elemento que los antiguos egipcios utilizaban para fabricar la tinta con la que escribían sus papiros. Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por La Universidad de Copenhague, ha detectado la presencia de un elemento insospechado, el cobre, en la tinta utilizada en pergaminos de hace unos 2000 años.
Los investigadores analizaron una serie de documentos escritos en diversos puntos del imperio egipcio en un margen temporal que abarca 300 años, entre ellos las cartas privadas de un soldado llamado Horus, y un manuscrito conocido como el papiro de Tebtunis, y el resultado fue que el cobre estaba presente en todas las muestras analizadas.
Pese a ese hallazgo hay que señalar que las tintas analizadas mostraban diferencias en su composición, lo que revela que la fórmula que se usó para fabricarlas no era exactamente idéntica. De hecho, esas diferencias se aprecian en un mismo párrafo.
Entre los pigmentos que solían usar los escribas egipcios, la tinta negra y la roja eran las más habituales. La primera de ellas era la más empleada, mientras que la segunda se empleaba para resaltar fragmentos cuya importancia se quería destacar.
Uno de los documentos analizados en esta investigación, el llamado manuscrito de Tebtunis, fue descubierto en el invierno de 1900, por egiptólogos británicos. El papiro cuenta de tres partes. La primera de ellas está dedicada a las momias de cocodrilos, la segunda al templo de Soknebtunis, y la tercera trata sobre el material que se utilizaba para fabricar las máscaras mortuorias de las momias humanas.
Vicente Fernández López
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