Acabamos de conocer el caso de una mujer de Arizona que una noche se acostó con un fuerte dolor de cabeza, y al día siguiente se despertó hablando con un acento típicamente británico, el cual se mantuvo nada menos que cuatro años. Tan peculiar era la situación, que sus conocidos afirman que cuando la escuchaban hablar, tenían la sensación de estar oyendo la voz de Mary Poppins. No era la primera vez que a la mujer le sucedía algo similar, ya que en el pasado había hablado con acento irlandés y australiano, pero el fenómeno nunca había durado tanto como en esta ocasión.
Y, por extraño que parezca, se trata de un cuadro médico bien conocido y que recibe el nombre de síndrome del acento extranjero (FAS, por sus siglas en inglés). Está considerado un trastorno raro y, de hecho, solo se conocen unos sesenta casos desde que se describió por primera vez en 1907.
Quienes lo padecen sufren una alteración en la forma de modular las palabras que crea la sensación de que está hablando con un acento extranjero. La mayoría de los casos registrados son de pacientes angloparlantes, aunque también los hay entre personas que hablaban otros idiomas. Pero, ¿a qué se debe?
La mayoría de las veces se trata de secuelas producidas por una lesión cerebral grave. Aunque hay unos pocos ejemplos en los que el síndrome ha sido vinculado con algún trastorno en el desarrollo del organismo. Y esta parecer la causa en el caso de la mujer de Arizona, ya que los médicos no tienen constancia de que haya sufrido ninguna lesión cerebral, pero si de que padece el síndrome de Ehlers-Danlos, un conjunto de trastornos herediitarios que afectan aldesarrollo de las extremidades, la piel y los vasos sanguíneos.
Vicente Fernández López
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