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Podría estar bajo el glaciar aún. Debajo de un metro de hielo milenario y transparente, perfectamente visible a nuestros ojos. Con la flecha aún clavada en la espalda, fruto de una huida. Con su hacha de cobre, sus botas de piel y su capa. Con su arco y sus herramientas para fabricar flechas. Podría estar al alcance de la mano gracias a la cámara refrigeradora, específicamente diseñada, en la que se conserva y que recrea las condiciones en las que fue hallado en 1991. Pero Otzi, la momia de hielo más antigua del mundo, ha salido de su encierro. Marco Samadelli y Gregor Staschitz, investigadores del Museo Arqueológico del Sur del Tirol, le abrieron la puerta a golpe de imágenes. Samadelli y Staschitz idearon el proyecto Iceman Photoscan, y Otzi ha posado para ellos.
A lo largo de 2 días, los científicos han tomado más de 158.000 fotografías de 22 megapíxeles de resolución y con una sensibilidad ISO de 25 (la misma que se utiliza para poder ampliar las imágenes de las vallas publicitarias) para obtener detalles milimétricos de la piel de la momia. Samadelli, responsable de Otzi los últimos 10 años, asegura que el proyecto: “Representa una gran contribución científica al estudio y la difusión de los conocimientos adquiridos sobre esta momia”. La sesión de fotos tuvo lugar en la cámara refrigerada a -6ºC y con un 98% de humedad. Para que la calidad de las fotografías fuera la mejor posible y se apreciaran todos los detalles el cuerpo fue sometido a un cuidadoso proceso de descongelación que quitó hasta la mínima huella de escarcha que pudiera alterar el resultado final. Luego, durante semanas, estas se fueron uniendo, como en un puzle, para que Otzi fuera visto desde 12 ángulos distintos y con detalles tan sorprendentes como detectar la herida que le causó la flecha que le mató. O ver como con lupa cualquiera de sus 60 tatuajes. Y todo esto, en imágenes hechas con luz natural, ultravioleta (se aprecian mucho mejor los tatuajes) y hasta en 3D. Las imágenes se pueden ver en en la página web http://iceman.eurac.edu/; pero por si fuera poco, Otzi también se podrá ver en Madrid.
Desde el tirol con amor
Desde el 17 de julio, el Museo Arqueológico Regional de Madrid (en Alcalá de Henares) inaugura una exposición que recrea los tiempos de Otzi. Se podrá ver durante tres meses. Allí se exhibirán recreaciones de la ropa y de sus otras pertenencias: un arco inacabado, herramientas para tallar puntas de flecha, pedernales para hacer fuego, un hacha de cobre y un pequeño cuchillo. Pero también habrá un detalle único: una cámara conectada las 24 horas con el recinto donde aún “vive” el cuerpo de este hombre que recorrió hace más de 5.000 años nuestro continente y que hoy constituye el objeto de estudio más importante para comprender el período Neolítico. Por lo tanto, quienes quieran viajar hacia atrás en el tiempo, ya tienen fecha de salida: el 17 de julio.
Juan Scaliter