Los ejemplares menos agraciados producen más esperma que aquellos más atractivos para las hembras.
Lo han descubierto en la Universidad de Oxford tras realizar un estudio con diversas especies de animales, desde gallos a leones, pasando por peces.
Según los expertos, es un mecanismo evolutivo favorable: ya que los “feos” se aparean menos, necesitan ser más fértiles, para aumentar sus opciones de reproducirse.
Redacción QUO
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