Scott Snyder, psiquiatra de la Universidad de Columbia, ha psicoanalizado a las divas del cine negro. Este es el diagnóstico:
En la película Angel face interpreta a una auténtica psicópata. A una mujer inmadura e infantiloide. Es incapaz de distinguir el bien del mal, por lo cual llega a cometer todo tipo de monstruosidades (incluído el asesinato) para satisfacer sus absurdos caprichos.
Su personaje en Perdición padece de narcisismo antisocial. La protagonista del filme de Billy Wilder carece de frenos morales para conseguir sus fines (matar para cobrar un seguro), y es una depredadora con personalidad manipulador que convierte al agente de seguros en su cómplice.
La heroína es un ejemplo de personaje codependiente. En Laura, de otto Preminger, alguien la define como una «trepa». Pero en realidad es una mujer insegura que necesita tener siempre al lado a alguien fuerte y poderoso que la haga sentir valiosa. Cuando su amante escritor deja de complacerla, no duda en atarse a un rudo policía.
La femme fatale que encarna en Retorno al pasado, ejemplifica un caso de trastorno paranoide. Su lema viene a ser algo así como: «quien da primero da dos veces». Está convencida de que todos los hombres la van a traicionar y por eso se la juega ella primero.
En La dama de Shangai da vida a una mujer con trastorno histriónico. Es vanidosa, infantil y necesita del elogio constante. Utiliza su erotismo para ganarse la admiración de los hombres, pero cuando encuentra uno inmune a sus encantos intenta destruirlo.